lunes, 28 de marzo de 2016

PEDRO SÁNCHEZ: UNA NUEVA DECEPCIÓN



He estado resistiéndome a escribir sobre el personaje por si al final saltaba la sorpresa y la realidad o algún proceso místico le hacía recapacitar de sus posiciones de partida. Pero no. Pedro Sánchez vaga por las lacónicas praderas de la política española como vagaba Alonso Quijano junto a su escudero Sancho Panza. Y donde en éste había locura y cierto utopismo en aquel no hay más que la nada más profunda. Donde en don Quijote había cierto punto de locura por una época que se iba, en Sánchez no hay más que un débil intento de salvar su pellejo político (y tampoco es seguro que lo vaya a conseguir).

La posible ilusión por un gobierno de izquierdas quedó difuminada hace tiempo ya. Para algunos cuando firmó el acuerdo con C's y para otros por la desidia mostrada por el interfecto. Aunque hubiese un acuerdo, que veo ya lejano, con Podemos y demás grupos de izquierdas ya nada va a ser igual. Porque, entre otras muchas cosas, no se le ve con ganas de llevarlo a cabo en el propio rostro. Si se dan cuenta desde, incluso, la firma del acuerdo con el ultraliberalismo español, la cara de Pedro Sánchez ha perdido brillo y la sonrisa parece impostada. En diferentes entrevistas o durante los paseos que está dando por España (no sabemos muy para qué), Sánchez aparece rígido, a la defensiva según su expresión corporal y con un semblante demudado. Parece que las fuerzas le van abandonando poco a poco. No porque vaya a fallecer o porque esté cansado por el esfuerzo realizado (tampoco parece que se haya matado trabajando a tenor de los resultados). La energía que transmitía cuando le encargaron la formación de gobierno ha desaparecido y esa sensación se transmite a la ciudadanía.

Nunca tuve confianza en que esta persona fuese a posicionar al PSOE en un marco ideológico socialdemócrata potente, pero esperaba que frente a unos resultados como los producidos el 20 de diciembre de 2015, sí fuese valiente para apostar por un gobierno hacia la izquierda. Pero no, en su cabeza, por mucho que digan, nunca estuvo ese pacto como primordial. Cuando comenzó las negociaciones y avanzaba con C's pensé que se trataba de una estrategia para hacer la envolvente a Podemos y que bajasen su nivel de crítica y a Pablo Iglesias para que fuese menos prepotente. Pero no tardó ni cinco minutos en firmar un acuerdo de derechas mientras estaba a la mesa con la izquierda. Y lo que podía ser estratégico, resultó que era pura convicción y estar más a gusto con la derecha.

Ideológicamente jamás Sánchez se ha caracterizado por ser un socialdemócrata profundo, sino como lo fue Rodríguez un liberal humanista o un liberal radical. Esto es, un liberal con ciertas inclinaciones sociales o un buenista o un new ager, pero nunca un socialdemócrata. Sánchez es parte de esa miríada de personas que pueblan el PSOE y que están es ese partido porque en la derecha no podrían estar (por cuestiones familiares, por cuestiones del alma, o por cuestiones de solidaridad humanística), pero en ningún momento cuestionan al capitalismo en sí, solo quieren parchearlo para evitar las más graves consecuencias, a simple vista claro está, que provoca. Son personas que al no existir antes C's vieron en el PSOE un buen lugar donde estar porque cubría sus expectativas de integración en el sistema y de humanismo cristiano. Por este motivo la poca izquierda que sigue habiendo en el PSOE jamás pasó del 20% y lo extraño es que aún siga moviéndose en ese porcentaje. Pablo Iglesias se equivoca al hablar de las dos almas del PSOE. Para desgracia de muchos y muchas el alma de la izquierda hace tiempo que es poco más que ese 20%, el resto del partido o es demasiado mayor como para manifestarse en contra de la dirección o está formado en ese sentido liberal humanista que sale huyendo de todo aquello que suponga un gran esfuerzo analítico y de cambio (gradual) del sistema capitalista.

Cuando habla de progresismo Sánchez, y el resto de la dirigencia del PSOE, al igual que cuando habla de la clase media trabajadora se intenta converger mediante con la izquierda. Pero progresistas también pueden ser los liberales, los radicales, los ecologistas, los neomarxistas, los frankfurtianos, etc., el matiz reside en qué significa progreso para cada uno de esos grupos. Por tanto cuando dice que va a hacer políticas de progreso no quiere decir que vayan a ser de izquierdas porque el progreso material nada tiene que ver con el progreso de la persona o de la humanidad o del cambio de sistema, por ejemplo. Tampoco es para sorprenderse esta carencia en el secretario general del PSOE, eso ya lo sabíamos desde que se presentó a las primarias. Se le eligió, no por guapo como algunos maliciosamente dicen, sino porque siendo un "niño" del propio sistema servía a los recién llegados a los poderes regionales como legitimación frente a la vieja guardia. Eduardo Madina era el claro representante de esa vieja guardia (Rubalcaba le preparó las primarias para tal efecto como se las ponían a Fernando VII) de la que se querían ir separando los barones y la condesa-duquesa de San Telmo. Y nada mejor que Pedro Sánchez para legitimarse en sus nuevas posiciones. Vamos que la chicha del caucus socialista era lo viejo y lo nuevo dentro de la misma posición de centro, de liberalismo humanista. Pérez Tapias con su propuesta hacia una izquierda socialdemócrata era visto como Belcebú porque ni ayudaba a legitimar las nuevas posiciones, ni su ideología era compartida por la dirigencia y los cuadros del partido.

Si ideológicamente es imposible ver a Sánchez a la izquierda (ni en el centro de su propio partido) sus actos ¿podrán decirnos algo? La firma tan rápida del acuerdo con C's ya nos indica que Sánchez se encuentra más cercano a las posiciones del liberalismo que del socialismo sin duda. Aceptar ese proyecto económico y social ya le sitúa a él y a sus conmilitones a la derecha del PSOE que ya de por sí es de centro izquierda... así que casi podría decirse que estarían más a gusto en C's que en el PSOE si no fuese por el buenismo o el humanismo grecolatino (por no decir cristiano). Ni ha intentado llegar a un acuerdo con Podemos según han demostrado los hechos. Bien es cierto que la prepotencia de Iglesias y algunas palabras de más pueden haber dificultado la negociación, pero es que no han puesto mucha "ilusión" por entenderse (por ambos lados incluso). Esto ya nos indica algo de la comodidad ideológica de Sánchez y más cuando va cogido de la mano de Rivera para intentar cerrar acuerdos.

Otro de los actos destacados de Sánchez fue la laminación del PSOE de Madrid. Bajo una serie de argumentos baladíes y prefabricados se decidió acabar con la ejecutiva de Tomás Gómez. Las formas fueron poco democráticas y se saltaban lo determinado en los estatutos del partido. Bien es cierto que cualquiera que llega nuevo a una posición de poder como la obtenida por Sánchez, intenta en cierta forma asentar su poder de algún modo, pero en su caso fue nada democrática. Además las causas peregrinas que eximieron nos dan a entender que había otras causas internas que no se explicaron. Gómez apoyó a Sánchez así que por ese lado no tendrían que haber tenido problemas. Es más sigue siendo miembro de su ejecutiva. Sabemos que lo del tranvía de Parla, aún basado en ciertos datos de malísima gestión y posible cohecho, fueron manipulados por cierto grupo mediático para apoyar la decisión que se tenía tomada desde hace tiempo. Que las encuestas fueran penosas tampoco es ningún indicativo y más cuando eso se sabía antes de haberse presentado Gómez a las primarias. ¿Dónde estaba entonces el elemento de fricción? En la mala gestión de Gómez al frente del PSOE de Madrid con un pufo de casi dos millones de euros; por haber laminado agrupaciones porque estaban en su contra; porque tras haber perdido las anteriores elecciones autonómicas no hizo nada; por la no presencia mediática y haber dejado a las mareas y a los sindicatos casi abandonados; y, creo que esto fue fundamental, por haber amenazado y utilizado su poder para impedir que hubiese una candidatura alternativa a la suya como candidato (de hecho varias personas de esa candidatura ya no están dentro del PSOE).

Esto nos ayuda a entender la posición ideológica de Sánchez. Se mueve tan solo por poder y cargos bajo una pátina de humanismo. Pero es que el propio personaje ha demostrado una gran carencia de recursos propios en las distintas vicisitudes a las que se ha tenido que enfrentar. En primer lugar, y al igual que sucede con los demás políticos y políticas de España, se dedica a recitar los mantras del laboratorio de su ejecutiva. Lo malo es que no sabe salirse de ellos (como le sucede a Rivera, por cierto), no tiene capacidad de reacción y de salirse del guión establecido. En segundo lugar, y derivado de los anterior, en el debate de investidura se le vieron todas las costuras al traje de dirigente. No solo es que llevase las contrarréplicas preparadas de casa (que eso es de político mediocre) sino que frente a los ataques al PSOE de Iglesias no supo reaccionar con contundencia. Se mostró mohíno y descolocado. Desde luego los militantes del PSOE se sintieron huérfanos en ese momento y seguramente la mayoría de los votantes. Se demostró que no tiene cuajo político, que solo una sonrisa no se va a ningún sitio. Algo que es el prototipo de cuadro que ha venido generando el PSOE en los últimos tiempos. Mantristas sin ideología y más preocupados de colocarse que de defender a la ciudadanía. Y en tercer lugar, lo que para mí es más sorprendente, es su nula capacidad para manejarse en el debate económico (tanto micro como macro) siendo él doctor en Económicas. Si le observan tiene dificultades para hablar en términos económicos y rebatir los datos generales. Es algo que me ha sorprendido desfavorablemente, su incapacidad para debatir económicamente. Así no te entiendan nada más que los entendidos, pero de cara a la galería quedas bien e incluso puedes humillar al contrario. Pero ni eso.

Claro que solo con ver la trayectoria de Sánchez es comprensible todo lo que he detallado. Es un producto de las senectudes socialistas que se preocupan más por no molestar y pasar desapercibidos para poder situarse en los cargos que en defender el socialismo. Ha sido renovador de la base de Balbás (sí, el del tamayazo), ha estado con el "gran ideólogo del zapaterismo" y destructor del PSOE José Blanco... vamos lo mejor que ha dado el PSOE pero que le ha servido para irse colocando de concejal, de asesor en la UE y diputado (al tran tran bien es cierto). Por tanto no es de extrañar su poco poso ideológico, pero sí su escasa virtud estratégica. Porque en este aspecto, incluso, es torpe porque se le ve la jugada. Ahora quiere retrasar el congreso del PSOE para ver si así logra o bien formar gobierno o bien salvarse como candidato a las posibles elecciones. Y más cuando parece que la condesa-duquesa de San Telmo va a cruzar Despeñaperros como César cruzó el Rubicón. Alea jacta est.

Igual hasta logra formar gobierno por salvar sus posaderas pero la decepción que ya ha generado en la militancia y en la ciudadanía que le votó creo que no va a desaparecer. Solo las ganas de que el presidente plasmagórico, sobresueldos y escondido deje de serlo le salvaría. Pero que nadie espere un giro a la izquierda de esta persona porque en su fuero interno no está ese poso ideológico. Igual acaba en C's de la mano de su socio Rivera. Ojalá por el bien del PSOE y de la izquierda patria.