martes, 10 de mayo de 2016

Cómo nos cuelan el capitalismo en la educación (II): la Universidad




En el post anterior hablé de la tendencia elitista de la LOMCE en la educación primaria y secundaria. Ahora, por tanto, me toca hablar de su repercusión en la educación universitaria y de postgrados. Una educación que , por su propia dinámica universalista, se encuentra dentro del globalismo capitalista.

La LOMCE en sí es solo un paso más respecto a la anterior ley educativa del PSOE. Cabe hacer una salvedad que es el 3+2, esto es, se cursará el grado (de menor valor académico) durante tres años, pero para ejercer la profesión al completo tendrán que hacer un postgrado (mucho más caro) de dos años. Una especie de hacer a todos y todas diplomados y técnicas (como se llamaban antiguamente las carreras de tres años) y hacerles pasar para obtener una licenciatura o una ingeniería por un máster profesional. Con los tres años se sale capacitado para ocupar puestos menores y solo con el máster profesional obtendrías, previo pago mayor aunque sea en la pública por crédito, los beneficios que antes obtenías con una licenciatura o una ingeniería. Si tienes dinero accedes a lo bueno (o menos malo, según se vea) y si no lo tienes al menos te proporcionan unos conocimientos básicos para ser otro u otra paria el resto de tu vida. Una concepción, por tanto, igualmente clasista y elitista.

Claro que ¿alguien me puede explicar cómo reducir a tres años todos los conocimientos que antes se adquirían en cuatro, cinco o seis? Fácil. Bajo la hégira del saber, saber hacer y saber ser, se potencia el saber hacer y se reduce a la mínima expresión el saber y el saber ser. Porque no me creo que una ingeniería que antes eran seis años o cinco ahora se pueda impartir en tres o cuatro. La física no es lo mío pero me imagino la presión a que debe someterse ese cuerpo con esa densidad. Al privilegiar lo práctico, a imitación de los sistemas anglo-sajones o anglo-alemanes, el saber, la capacidad crítica, la imaginación y la reflexión quedan o fuera o en poder de las élites culturales y empresariales. De igual forma, al necesitar menos personal directamente, se irán reduciendo los claustros de las universidades públicas hasta que queden reducidas a una mínima expresión. Oro intento, pues, de acabar con lo público, lo que es común e igualitario.

En cuanto la coalición dominante observó que los hijos e hijas de las clases trabajadoras accedían a la universidad, pusieron el mecanismo elitista en marcha. habían tolerado algunas entradas de los descendientes de la clase media porque, al fin y al cabo, tienen que aceptar sangre nueva en el sistema para regenerarse y ganar aliados. Pero a la muchachada de los trabajadores y trabajadoras no los iban a aceptar así como así. Después de cursas las licenciaturas e ingenierías, lo que les igualaba, idearon los másteres. En especial los MBA, los MAD etc. Es decir, por mucho que hubiesen estudiado económicas o ingeniería organizacional, si querían acceder a puestos ejecutivos debían pasar por caja en "sus" escuelas de negocio. Esas mismas donde los directivos de las grandes empresas se daban el lujo, porque capacitados para ello no estaban, de dar clases selectivas para el bloque en el poder. Luego la moda, visto que había un posible filón de negocio, se extendió a otras carreras. Ya ser licenciado o licenciada (graduado o graduada) no servía (sirve) de nada, hay que tener un máster. Así sea del conocimiento adquirido mediante anámnesis. Incluso para ser profesor de primaria y secundaria hay que tener hoy en día un máster.

De esta forma han florecido numerosas escuelas de negocios y psedudo-universidades (digo pseudo porque no pasan de cuatro o cinco carreras) que andan a la caza y captura de ilusos e ilusas a los que sacar un buen pellizco por algo que, casi con total probabilidad, ya conocen de sobra de su formación universitaria. Elitismo y clasismo al poder. Se pretendía igualar a las personas pero el sistema generó una nueva fórmula que pone el veto en el dinero. Claro que aquellos y aquellas que pretenden llegar lejos con sus másteres se encontrarán con que en las empresas les tienen preparado un nuevo escollo en forma PMP (Project Manager Professional) o cualquier otra acreditación carísima (hablo de cerca de 25.000 euros). ¡Ingenuidad al poder! Eso que llaman el Long life learning (LLF o formación durante toda la vida), no es sino otro invento para dificultar el acceso al poder en las empresas y obtener un beneficio económico.

Ahora bien, todos estos cambios los justifican en base al desarrollo de competencias y de la adaptación a la lógica del desarrollo del mercado. ¡Y lo sueltan así!¡Sin prejuicios! Como dije privilegian lo práctico sobre el saber para ir dotando poco a poco de saber previo pago. Permítanme que les cuente una anécdota personal que ilustra la destrucción de lo que significa la universidad actual y la falsedad que encierran estas reformas. Dentro de mi experiencia como profesor titular en una prestigiosa escuela de negocios sudamericana, en mi clase de negocios internacionales propuse al alumnado un ciclo de exportación como parte de ese saber hacer. La exportación de materias primas (o utilities como las llaman en lenguaje técnico) o de productos manufacturados debía realizarse desde ciertos lugares del Colombia a Surinam. Les di puntos de salida, costes de transporte, tipos de transporte pero no les ofrecí el kilometraje. Pensaba yo, que había introducido unas trampas en los productos a importar, que se equivocarían en la elección de la fórmula de transporte, pero no. Todos y todas me enviaron los productos (que ni pensaron si eran necesarios o no) a ¡África!. Imagínense la cantidad de flotas por tierra, mar y aire que movieron esos chicos y chicas para enviar productos de Colombia al continente africano por el pacífico y el atlántico, cuando Surinam ¡es un pais sudamericano! No conocían su propio continente. Mi hija de ocho años sabe, más o menos, donde están los países europeos y eso que tenemos decenas de ellos, y unos universitarios no conocen su propio continente que no tiene más de una decena de países. Y como este podría dar más ejemplo del saber hacer frente al saber. Lo que quiero decir es que, siendo bueno darle un sentido más práctico al conocimiento, éste no puede dejarse de lado. Y con un sistema como el que pretende la LOMCE, lo hace.

¿Para qué cambiar tan radicalmente los estudios universitarios? Para generar una universidad de calidad, nos dicen. Y aquí es donde están metiendo la bicha para la destrucción de la Universidad, y más la pública. Obviando que los criterios de calidad están determinados por ciertas corporaciones educativas, no mediante consenso y deliberación. tener una universidad de calidad supone enseñar en competencias, estar acreditado por numerosas empresas acreditadoras, tener procesos de autoevaluación y tener profesionales que publiquen en revistas de prestigio (lo que se conocen como ISI) y/o generen patentes. Si lo leen sin conocer el trasfondo, los presupuestos pueden parecer lógicos y necesarios. Mas existe una perversión que no se ve por detrás. ¿por qué Harvard, por ejemplo, es una de la Universidades más prestigiosas por tener numerosos premios Nobel? Porque poseen una financiación de las grandes corporaciones norteamericanas para contratar, con altísimos salarios, a los premios Nobel. No es que los generen sino que los compran a cambio de que legitimen a esas grandes corporaciones o les donen sus patentes. La universidad pública, es lógico, no puede competir con eso. Pero sí en saber.

Las acreditaciones prestigiosas como EFMQ, por ejemplo, se conceden previo pago (muy alto) e inscripción "voluntaria" en la acreditadora por una cantidad de dinero al año. Para aparecer en ciertos rankings hay que abonar una alta cantidad a los creadores del ranking más la adición de un alto pago a una auditora (suelen ser KPMG o PWC). ¿Saben qué coste tendría para la Universidad Complutense, por ejemplo, estar en los puestos altos de esos rankings? Cerca de diez millones de euros. cada español debería aportar 0,25 céntimos para tener una universidad en un ranking. ¿Y si quisiésemos que fueran diez universidades? Hagn la suma y multiplíquenla por tres. Tendríamos a nuestras universidad en los puestos más altos por un coste cercano a los 400 millones de euros. Y ¿cuál sería el retorno de esa inversión? Podría aumentar la afluencia de alumnos y alumnas extranjeras en torno al 5%. Vamos un aumento de ingresos de 1 millón de euros. Cualquier economista rechazaría esa inversión.

Y las autoevaluaciones son igualmente perversas. Lo normal es que a cada docente le evalúen por tres vías: la persona superior a él o ella (director/a de departamento); los compañeros y compañeras; y el alumnado. Por lógica, uno no va a criticar al superior para no buscarse problemas, ni a los compañeros y compañeras, por lo que ese tipo de evaluaciones de poco sirven, salvo para reforzar banderías y generar grupos dentro del departamento o la facultad en busca de oportunidades, no de investigación o excelencia docente. Y respecto a la evaluación que hace el alumnado del profesor acaba generando el "todos y todas aprobadas" para evitar ser visto como un profesor cabroncete. Y todo ello acaba repercutiendo en la calidad de la enseñanza y en la libertad de cátedra (que es donde se puede encontrar la excelencia). En general se empobrece la función docente porque se está más pendiente de no irritar a nadie que de ser un bueno docente.

Y ¿qué decir de las publicaciones en revistas de prestigio? Lo primero constantar que las mejores revistas están en poder de dos grandes grupos editoriales y empresariales. Por tanto, existe un veto a cierto tipo de publicaciones, llamémoslas, "radicales". Pero no solo eso, sino que para publicar en muchas de esas revistas o bien has de estar suscrito (unos 2000 euros de gasto al año) o bien has de pagar unos 200 euros por cada publicación que quieras realizar. Sí, así es. Tal y como se lo estoy contando. Y lo peor es que ¡no se garantiza la publicación! En las grandes universidades del capitalismo no suele haber problema porque ellas financian esas revistas (si no es que son las dueñas intelectuales de las mismas) pero para las universidades pequeñas y públicas es casi imposible costear esas cantidades. Además que es un chantaje al investigador. Y luego están las bases de revistas a las que también hay que abonar cierta cantidad. Por mi propia experiencia les puedo asegurar que en revistas de "no prestigio" he podido encontrar magníficos artículos de investigación y en las revistas prestigiosas auténticos artículos infumables. Al final todo se reduce al dinero, no a la verdadera calidad. Si paga eres prestigioso, si no lo haces eres todo lo contrario. El consumismo y el capitalismo en estado puro que nos están colando en la universidad.

Y como nuestros cuerpos docentes no están en lo prestigioso, ni nuestras universidades en los rankings, habrá que irlas quitando medios hasta reducirlas a la nada en favor de lo privado. Así es la lógica con la que se manejan estos tipejos y tipejas que han desarrollado todo este sistema y la LOMCE. Y, sin embargo, son los y las profesionales de lo público los y las que están más capacitados para impartir docencia e investigar porque han tenido que superar muchas pruebas a lo largo de la vida académica. Muchas más que las personas de la universidades privadas y de los másteres at lib

A partir de ahora espero que cuando vean un ranking no se lo crean y tengan precaución respecto a lo que se dice de la calidad de la universidad pública.