miércoles, 11 de mayo de 2016

LA LENTA AGONÍA DEL PSOE


publicado en Descubriendo.me el 12 de mayo de 2016

Desde que suscribió el acuerdo con C’s, el cual fue un error como se ha demostrado, el PSOE se encuentra deambulando como ese boxeador que ha recibido un golpe en el hígado y está cercano al KO. Tomó la iniciativa por incomparecencia de Rajoy y el PP, pero no porque creyera realmente que obtendría el gobierno. Era de ilusos pensar que C’s y Podemos se entenderían cuando defienden intereses divergentes. Se agarró al clavo ardiendo de la investidura y se escurrió.
Pedro Sánchez, en sus 20 meses al frente del partido, ha conseguido lo que parecía imposible y que anhelaban a derecha e izquierda, hacer de su partido, un partido insignificante, sin capacidad de influir en la agenda política y carente de discurso o relato. Vamos, en términos futbolísticos, al PSOE le meten los goles por todos lados desde que lo dirige Sánchez. Y eso que hasta el momento no ha salido ningún miembro del partido en los “papeles de Panamá” (aunque se rumorea en ámbitos periodísticos que haberlo haylo). Se ha convertido en un partido de mayores (sus votantes principales se sitúan entre los 50 años y más), en un partido quebrado por dentro y con una militancia desanimada (solo hace falta acudir a cualquier reunión socialista para comprobar que los y las militantes tienen una gran rabia hacia el interior y gran desánimo exterior),  y en un partido que se encuentra a la espera de tiempos mejores. Salvo vuelco electoral inesperado, el secretario general está muerto y solo esperan encontrar el día propicio para celebrar el enterramiento.
La encuestas parece que aún le son favorables pero el pacto Podemos-IU puede generar un efecto bandwagon, que decimos los politólogos, que le puede perjudicar en ciertas circunscripciones. Esto es, personas de corte progresista pueden optar por subirse al tren ganador, no tanto por convicción ideológica como por posibilidad real de acabar con el adversario, el PP. De igual forma, ese efecto puede provocar aún más desánimo entre el electorado socialista y propiciar la abstención. Las próximas encuestas, que ya nos darán información sobre la coalición, seguro nos van a proporcionar una perspectiva más adecuada.
Pero con una militancia velando armas, para una época más propicia, es difícil que la capacidad de movilización del PSOE vaya a estar a la altura de épocas anteriores. No se puede estar pidiendo heroicidades a la militancia constantemente. Y desde la época de Rubalcaba el PSOE lo ha estado haciendo. Y el agotamiento ha llegado a ellos y ellas. Cuando uno habla con los cuadros medios y algunas y algunos dirigentes del PSOE te transmiten la confianza en mantener el peso social y electoral que poseen (incluso alguno te augura una victoria socialista), pero ni la mirada ni el lenguaje no verbal te lo confirman. Es más, si insistes un poco en los off the record algunos y algunas te responden con un ufff. Y si los primeros que deben estar convencidos no lo están, difícilmente podrán convencer a la militancia y al electorado.
No se atrevieron a cambiar a Pedro Sánchez los miembros del Comité Federal y lo pueden pagar caro. Por mucho charm o encanto que tenga el secretario general, se ha demostrado que en el enfrentamiento cara a cara (debates televisados y parlamentarios) no resiste ni un asalto y se muestra muy incapaz. Si a eso le sumamos que mediática y personalmente no transmite por carecer de un relato asumido, creíble y acorde al tiempo que le está tocando vivir, es normal que las baronías hayan tirado la toalla y estén haciendo la guerra por su cuenta. Que Ximo Puig esté negociando un acuerdo para el Senado con Compromís y Podemos es una muestra clara de estar velando por los intereses del PSPV, ante la desaparición del PSOE a nivel federal. Incluso Susana Díaz ha manifestado que seguro que Puig está haciendo lo que cree mejor para el PSOE, sin desacreditarle como ha hecho César Luena. Otro que cada día que pasa va tornando su cara hacia la de un moribundo.
Que Susana Díaz va a cruzar el Guadalquivir como César cruzó el Rubicón se da por hecho y eso es a lo que está esperando la dirigencia y gran parte de la militancia. Por este motivo ella sí que va a dar la pelea en Andalucía durante la campaña. Para legitimarse frente a Pedro Sánchez o posibles aventureros. El resto intentará salvar los muebles por patriotismo de partido pero poco más. Ni esperan ganar, ni esperan gobernar con Sánchez. Solo están procurando que la agonía no se convierta en metástasis y poder refundar el PSOE con un giro nacionalista y social. Intentarán hacer país, algo para lo que se ha mostrado incompetente el actual secretario general. Claro que fue elegido por ellos y ellas.