lunes, 31 de octubre de 2016

Pedro Sánchez: traidor, populista, demagogo y llorón



Interesante la entrevista de Pedro Sánchez en Salvados. ha dejado claro que, como he denunciado reiteradamente, en su cabeza solo cabe un proyecto: él mismo. Renunciar al acta de diputado, gesto que algunos ven como digno pero yo lo califico de cobardía e insolidaridad, para dedicarse a recorrer las agrupaciones socialistas en pos de una nueva elección suya; e ir a una entrevista post-dimisión para darse autobombo contra el PSOE, no es la mejor solución para resolver los problemas del socialismo patrio. Y menos aún por la senda que ha elegido el señor Sánchez, el populismo barato (al menos Podemos es un populismo pensado). De igual forma queda patente que en algún momento de este recorrido ha estado mintiendo dolosamente. Descubrir si es ahora o antes será crucial para el devenir del PSOE (Pedro Sánchez en el confesionario).
Comenzando por lo menos importante, reitero que la dimisión (la segunda en apenas un mes) de Sánchez no la calificaría de acto de dignidad política. Nadie le hubiese reprochado votar NO el sábado y hubiese reforzado su imagen de haber sucumbido a las baronías territoriales. Esa postura le hubiese afectado positivamente, consiguiendo además un refuerzo entre la militancia. Pero no. Esperó a hasta saber que ni los diputados del PSE, ni algunos de sus más estrechos colaboradores se iban a abstener y huyó pegando un portazo, asegurándose de desencajar las molduras. Fue cobarde por no encarar la batalla por segunda vez y fue desleal con compañeras y compañeros que sí se arriesgaron votando NO (más "sus" dos independientes). Se va para intentar volver al estilo Mac Arthur aunque me temo que jamás regresará a Ítaca.

Pedro Sánchez me recuerda en este sentido a Paris, el hijo cobarde de Príamo que raptó a la bella Helena pero que, por su cobardía, acaba llevando a la muerte a sus hermanos (en especial Héctor) y a la desaparición de Troya. Al igual que Paris, Sánchez ha sido incapaz de enfrentarse a las baronías de verdad. Y cuando se vio frente al peligro huyó tanto de la ejecutiva como del parlamento. Analizándolo con serenidad, si no hubiese dimitido de secretario general igual ahora estaríamos hablando de otra situación a nivel general. Los estatutos le respaldaban para seguir el tiempo necesario. Pero ante la primera herida (como la que le hizo Menelao a Paris) salió corriendo, en su caso hasta Estados Unidos, dejando a sus congéneres troyanos batiéndose el cobre. Y en la segunda batalla (la parlamentaria), ha vuelto a hacer lo mismo. Tras ver que la abstención iba a ser mayoritaria, huye de nuevo dejando solos a sus conmilitones. Vamos ni lo ha intentado. Si la historia troyana (más mito y leyenda que realidad) nos demostró algo es que más vale perecer como héroe (Héctor o Aquiles) que salvarse como un cobarde (Paris), porque los cobardes no son de fiar y no sirven para generar nada nuevo (Eneas sería el héroe de la fundación de Roma tras salir de Troya). Solo quedan como recuerdo de lo que no debe ser. Y como tampoco tiene la inteligencia de Ulises, pues malo.

Lo que he expuesto es solo una descripción que define al personaje. Un claro ejemplo de los cuadros que posee el PSOE en estos tiempos. Aupados a las mieles por ser buenos ejecutantes y saber utilizar un léxico inocuo, siempre se acaban plegando ante los poderosos o los valerosos. Si se dan cuenta, Susana Díaz sigue pautas de comportamiento similares. No entra en las batallas hasta que están ganadas. Dejaré el tema psicológico-sociológico a un lado para analizar algo que me preocupa bastante más. No solo sale huyendo Sánchez sino que se va haciendo todo el daño posible y prometiendo regresar con un gran proyecto: él mismo.

Como he dicho, malo es evitar la confrontación, pero peor es intentar hacer tierra quemada al irte. Eso es situarte en el terreno agonístico y no en el adversarial deliberativo. Y su entrevista en Salvados más que despejar dudas las genera. Decir que el grupo PRISA y ciertos poderes le habrían presionado para abstenerse no resulta sorprendente. La coalición dominante lo hace, o intenta hacer, siempre sobre todos los partidos (incluso Podemos se ve afectado por ello aunque no lo parezca). Por eso son la coalición dominante del bloque en el poder. Ahora bien, ni las fechas cuadran, ni la actitud de algunos personajes tampoco. Normalmente para ejercer presión, los poderosos se sirven de edecanes e intermediarios, no lo hacen directamente. Extraña por tanto que el propio César Alierta se haya metido en ese charco directamente. Como mucho preguntaría ¿has valorado la abstención en favor del PP? O algo por el estilo. Claro, que reconoce también que sí le dijo lo de la abstención de González, así que la capacidad de mentir de este personaje es cuando menos manifiesta (Pedro Sánchez pidió ayuda a Telefónica).

Tampoco extraña que los medios estén a favor o en contra de unos y otras. Todos tienen el suyo en algún momento y cualquier país. Es puro marketing y búsqueda de mercado más o menos especializado. Pero igual que a Sánchez le apoyó PRISA en las primarias, en la caza y captura de la federación madrileña, así mismo se pueden poner en contra. Nada nuevo bajo el sol y nada que reprochar. Al contrario, bien estúpido él por pensar que podría aprovecharse de los medios. Pero me preocupa más lo que no está siendo noticia. Lo que dijo sobre el partido.

Volvió a reiterar que hay que darle la voz a la militancia con primarias y un congreso; que el mandato de la gestora expiraba ya; que se equivocó al calificar a Podemos como populista; y la relación con el PSC. Comenzaré por esto último. La relación PSOE-PSC siempre se ha visto salpicada de roces desde 1978. Hay que tener en cuenta que el PSC se forma con la unión de Convergencia Socialista de Cataluña (en el resto de España también se asociaron porque tenían cuadros muy válidos y presencia, que no militantes), Reagrupament y la Federación del PSOE en Cataluña. Tres corrientes bien distintas y con personalidades diferenciadas. En todo este tiempo, esas tres almas se fueron diluyendo en el PSC de las dos almas (la catalanista y la españolista regionalista). Existía un quid pro quo donde el PSOE no se metía en las cosas del PSOE, y el PSC en las del PSOE aunque participasen en los órganos del último. Tensiones siempre hubo porque querían más catalanismo en el PSC, lo que culminó en el Tripartito y el nuevo Estatuto de Autonomía. Desde entonces comienza el declive del PSC y su deriva más catalana que es aprovechada por C's (mucho más que en Comú Podem). 

Pero las relaciones asimétricas al final tienden a estallar por algún lado. No puede ser que el PSC haga de su capa un sayo y actúe completamente con independencia y, a su vez, quiera seguir influyendo directamente en el PSOE. Sin duda debe existir un debate claro. Pero la defensa que hace de la relación Sánchez nada tiene que ver con la relación en sí. Si le han escuchado no ha dicho absolutamente nada salvo que hay que mantener la relación. Los defiende porque no quiere perder sus votos. No vean en ello una defensa de valores ni nada por el estilo. Son votos solamente. Ni sabe lo que es una nación de naciones (una contradictio in terminis), ni sabe lo que es el federalismo (esto creo que ni la gran mayoría de los que hablan sobre ello y hasta publican libros y artículos), solo se mueve, como siempre ha hecho, en las coordenadas de poder del partido. Pero, por mucho que le pese a Sánchez, el debate va a estar presente porque no se puede obviar, no tanto por mantener el No que es completamente lícito, sino por los argumentos de autonomía institucional que han esgrimido (por cierto, el PSC pedía una consulta a la militancia que ellos no han realizado).

También entona el mea culpa Sánchez con Podemos al decir que se equivocó al calificarlos de populistas. Y, añade, que debía haber alcanzado un acuerdo con ellos. Lo del acuerdo es discutible según las propuestas, el tono y el acuerdo de gobierno en sí. Pero decir que Podemos no es populista es como decir que la Tierra es plana. Podemos son populistas, ellos mismos se autodefinen así, y antisistema (hay populismos sistémicos). Y eso es bueno o malo según como se mire. No voy a entrar en virtudes y negatividades del modelo de Podemos, ni en su ideología, pero que Pedro Sánchez diga ahora que fue un error calificarlos así demuestra dos cosas: primero, parece que quiere hacerse un hueco en los medios del espectro podemita; y segundo, sigue situando los errores del PSOE fuera del partido y no dentro. Si, como he mantenido en otros momentos, todo esto proviene de la época de Rodríguez, Podemos es un síntoma no la enfermedad. Por tanto, si pretende retornar como Cirujano de Hierro que ya conoce la enfermedad, creo que sigue sin darse cuenta y comienza a dar pánico. Esto no se trata de populismo, sino de análisis general. Un análisis que él nunca ha entendido. Ni cuando posó con una megabandera española, ni ahora que cree que sus amigos son los de Podemos.

¿Expira el mandato de la Gestora? Solo cuando se elija una nueva ejecutiva. ¿Debe convocar un congreso ya? No si es extraordinario, ya que volveríamos a aplazar lo inaplazable que es el análisis. Son cada vez más las voces, a ambos lados, en favor de que se convoque un congreso ordinario y que las primarias sean posteriores. Esto supondría saltarse los estatutos, sí. Pero también se los saltaron en el año 2000 cuando fue elegido Rodríguez, y en el año 2014 cuando fue elegido Sánchez y a nadie le pareció mal del todo. Y entiendo que existe ese consenso en la militancia para hacer las cosas distintas. Las primarias tienen algunas virtudes si son libres pero numerosos efectos secundarios. Y ahora no es tiempo de hablar de personas sino de proyectos. Por tanto, Sánchez está volviendo a poner la carreta delante de los bueyes. Sigue en la lógica de personas que hacen proyectos (puramente elitista) y no en proyectos que generan personas. Lo primero es lucha de poder, bonapartismo, cesarismo y demagogia; lo segundo deliberación y análisis previo a la oligarquización. Porque, por mucho que se diga, si hay organización hay oligarquía. La cual será más o menos estable y perdurable dependiendo de la conformación estructural-sistémica. Por eso es necesario que exista un congreso de ideas y modelo de partido y no uno extraordinario de personas y aclamación de las élites. Y Sánchez está en lo segundo.

Pero aún más preocupante me parece el giro hacia el populismo demagógico que está teniendo. El populismo de Podemos está muy trabajado y en constante movimiento. Lo de Sánchez está más cerca del bananerismo o el Estado soy yo versallesco que de una democracia deliberativa. En la parte de la entrevista que no dedicó a despellejar a nadie, no le pudimos escuchar ni una sola propuesta programática (no las tiene) ni organizativa. Solo habló de devolver la voz a la militancia con congreso y primarias, y que las consultas iban a ser cada vez más utilizadas en asuntos trascendentes. Y a esto lo llamó democracia directa. Pues es todo mentira. Ni la militancia tiene voz en los congresos (tiene representantes como mucho), ni la tiene en las primarias (elige entre oligarcas), ni las consultas son democracia directa. La democracia directa incluye el debate libre de todos en asamblea (imposible por magnitud territorial y censal) y la elección de los temas y preguntas por todos. Pedro Sánchez defiende un modelo donde el debate lo llevan a cabo representantes de representantes, donde la militancia tiene vedada la posibilidad de poder optar a cargos por las reglas impuestas, y donde las preguntas las hace uno para que sean ratificadas o no. No hay mucha diferencia con la democracia orgánica de los conservadores si nos fijamos bien.

Esta es la parte demagógica del discurso, el populismo tiene que ver con sus quejas sobre la presiones del aparato del partido y de la coalición dominante sobre él, que solo ha sido el representante de una militancia a la que se quiere quitar la voz. Simplifica en su favor las cosas para hablar de buenos y malos y de militancia y oligarquía. Claro, en estos dilemas fabricados por él, se sitúa como el adalid y sumo sacerdote de la militancia, con la que tiene un vínculo personal(ista). Por eso va a recorrer España, para escuchar a su pueblo, a sus militantes, a los que son como él. Populismo barato que, como he enseñado, contiene la perversidad de negar la deliberación, la ideas y el debate en favor del ser superior, el conocedor de alma militante. ¡¡Cuando lleva 20 años incrustado en el aparato del partido!! Y este populismo, alimentado por la demagogia y el ocultamiento, es el que ha atrapado el ser de Sánchez. Ha pasado de ser un apparatachik del partido a un demagogo populista. Si al menos fuese vanguardia tendría un pase, pero para eso hay que estudiar y pensar, y eso cuesta más.

Muchos y muchas le seguirán porque, o bien carecen de capacidad analítica y se dejan llevar por sentimientos (lo que no es malo a priori), o bien quieren buscar su hueco en el sol de los cargos (cada vez menos). Lo sencillo en democracia s estar en la algarada porque es gratis. Lo difícil es estar en el debate y la toma de decisiones porque conllevan costes de todo tipo. El PSOE no necesita ni populistas, ni demagogos, ni salvadoras, ni algaradas, ni baronías. Solo desde la pausa y la modificación del programa y las estructuras sistémicas se puede conseguir. Si la batalla es Pedro o Susana (y si aparece Borrell, para salir corriendo), iluminados o salvapatrias, el PSOE seguirá por el camino equivocado. Por lo pronto, habrá que dejar de hacer caso a quien por postularse arremete contra el partido y la inteligencia para calentar las tripas y no reflexionar. También es cierto que el PSOE no suele conceder segundas oportunidades a los cobardes que dimiten en vez de luchar hasta el último aliento. Y menos si deja tiradas a personas que se han partido la cara por él y por lo que creían justo. Así pues solo cabe tiempo de reflexión profunda sin pensar en nombres propios, porque tanto personalismo (mediático) está matando al PSOE.

viernes, 21 de octubre de 2016

LA ABSTENCIÓN ¿TAN MALA ES?


El (no) debate suscitado en el seno del PSOE sobre la conveniencia o no de abstenerse, parece haber establecido dos partes: los barones (amotinados) y el resto. Gran simplificación que no permite claramente establecer criterios lógicos para dilucidar qué podría ser más conveniente. Todo se ha establecido en torno a una ideología débil y pasional y una lucha por el poder dentro de una organización agonizante. Los defensores del No parecen ganar la batalla mediática, es fácil ganarla apelando a la irracionalidad, pero son miles los afiliados que callan o no se expresan. El PSOE se ha situado en el silencio de unos y la política espectáculo de otros. Está el partido en la irreflexibilidad, en lo posicional, en la política del amigo/enemigo y nadie parece querer pararse a pensar y reflexionar seriamente. Y eso que argumento racionales existen a ambos lados, pero es preferible la algarabía (que por cierto suele ser el espacio de los mediocres). Olvidan que cuando el PSOE se ha dejado llevar por la turba y la revuelta es cuando peor le han ido las cosas. Cuando se ha parado a pensar, la ciudadanía le ha apoyado. Lo que debía ser tiempo de reflexión se ha convertido en otra cosa.

Sin duda, como ya comenté en un artículo anterior (Dar la cara aunque te la partan), la consulta a la militancia es la mejor fórmula para salir de esta situación crítica. Algo que los sanchistas y demás cabreados no han solicitado hasta fechas muy recientes. Mala cosa cuando dar la voz a la militancia, esa misma a la que dices defender y alentar, es tu segunda preferencia. Pero para poder llevar a cabo una consulta, los militantes deben estar informados de los pros y los contras de las opciones que se presentan. En este caso terceras elecciones o abstención (pues solo cabe una dicotomía). Deben tener un tiempo de reflexión y debate sereno en las agrupaciones donde ambas opciones sean analizadas en varias sesiones. Eso sí, sin criminalizar al que piense distinto y poniendo las cartas sobre la mesa. Y, por desgracia, esto ya no es posible porque una parte del partido se tiró al monte calentando a las masas, en defensa de un dimisionario y de un Congreso Extraordinario y no del debate verdadero. Aún así, la consulta sería buena aunque entiendo que no la harán. Y las firmas, recogidas con pasión, no servirán para nada porque eran para otro fin. Como dice Hannah Arendt, si la política pierde el sentido comienza a autodestruirse.

Voy a exponer lo que entiendo como postura racional, con algún toque ideológico, en defensa de la abstención. En algún momento compararé lo que afirmo con los argumentos de los contrarios. Parto de la base de que los no abstencionistas se sitúan en un contexto de impecabilidad ideológica muy legítimo y pleno de romanticismo político. Se sitúan en la creencia de que las decisiones que se toman no tienen costes y que la convergencia de las ideas en el bien absoluto (oponerse al PP de todas las formas posibles) garantizan la pureza socialista. Padecen lo que en Ciencia Política se llama efecto espejo, el cual busca lo auténtico en sí mismo (en la mismidad) para obtener coherencia y seguridad ontológica frente a la disolución, la liquidación, la quiebra y el vacío. Algo que viene sufriendo la socialdemocracia europea desde hace años. Mi propuesta, a diferencia de lo expuesto, asume el conflicto político y se sitúa en el realismo (no la realpolitik). En el intento de la disminución del dolor (no niego que exista tal dolor) y en la consecución de una sociedad decente, cuanto menos, alejado de la teología política que nos invade. Por tanto, creo que muchos abstencionistas del PSOE tampoco comprarían mi mercancía, pues los veo más en el pragmatismo individualista. Aún así, sabiendo que arreciarán las críticas, expondré porqué creo que la abstención es una buena solución.

Un factor positivo de abstenerse es el sentido pedagógico que puede tener para la sociedad española. Formando España parte de la cultura europea, han sido numerosas las personas que, a lo largo de la historia, han querido hacer de este país algo distinto a su esencia. Desde Felipe II y su idea de las Españas como salvaguarda y bastión del catolicismo, siguiendo por toda la corriente tradicionalista hasta Franco, así como personas progresistas que se agarran a lo español como pureza frente a un mundo globalizado, hemos estado cerrados a lo que supone normalidad en otros países. Abstenciones y apoyos socialdemócratas a partidos liberales/conservadores han existido y por ello no han dejado de ser alternativa (caso de Francia, por ejemplo). En el caso español abstenerse sin claudicar puede ser una ayuda para formar en la sociedad un sentido cívico distinto. Cambiar la política del bueno/malo, del agonismo que pretende liquidar al adversario a toda costa, cambiar el guerracivilismo patrio por una pedagogía distinta. Ser adversario no supone ser enemigos. La confrontación es trágica y real, sin duda, y dolorosa, pero la superación de la herida es mejor que el óbito continuo. Si una tercera España es posible y deseable, una España sin enemigos, con confrontación, sin estar peleados con nuestro pasaporte, es ahora cuando esa abstención puede ser el primer impulso pedagógico para la misma.

Obviamente, abstenerse supone mellar la ideología socialista actual. va a producir dolor (como dolor producen otras peleas internas), pero hay que ser conscientes de que ninguna ideología es absoluta ni sacra. La defensa del No, salvo rarísimas excepciones, encuentra su fundamento en una verdad absoluta. Por tanto toda acción de esa verdad nos debería llevara a un mundo idílico. Pero la historia nos ha demostrado que no existen esos mundos futuros, que la irreflexividad del mito de la Edad de oro al final genera el desafío de la desaparición. (Todo esto que digo vale igual para el neoliberalismo) Solo desde el realismo y sus distintas variantes el socialismo puede abrirse camino (como hicieron Marx; Bernstein y demás idola tribu socialistas). La ideología ha de ser la inspiración o ética que impulse el análisis y la acción política. Pero si esa llama se traslada a un altar para idolatrarla se pierde perspectiva y el sentido de las cosas. Abstenerse hará daño, pero se lo hará también al mito que encierran las siglas, que no a las acciones políticas. En el parlamento europeo los mismos que aquí se rasgan las vestiduras por el No, votan en favor del TTIP o el CETA junto a liberales y conservadores. Por no hablar de numerosos pactos más. ¿Es lícito ese chalaneo allende nuestras fronteras pero aquí no? Eso suele llamarse doble moral.

Creo que existe igual merma ideológica salvo que lo de aquí se defiende como pureza ideológica. Y en el terreno de la fe solo la creencia es válida y yo no puedo competir porque no hay argumentación posible. Es más ¿cuál es la ideología del PSOE que se va a fracturar? nadie es capaz de explicarla seguramente. Porque en la actualidad el PSOE es un partido cartelizado que vive del Estado, con una ideología líquida más cercana a la última demanda de un "lobby progre" o de la asociación de turno, que a una reflexión global sobre la sociedad que realmente se quiere. Todos los dirigentes, desde los protestones a los amotinados y los que quieren llegar a ser, o son miembros o jamás actuarán en contra del bloque en el poder. Por tanto, si abstenerse sirve para bajar la llama del altar al suelo, ¡¡bendita abstención!!

En el bando del No se dice que da igual ir a terceras elecciones aun sacando 40 diputados. En el bando abstencionista se quieren proteger los 84 que aún se tienen. Ambos tienen razón desde su perspectiva pero la dejan de tener si aplicamos un análisis más global y racional. Ir a terceras elecciones supondría, sin duda, jugar a la ruleta, no sabemos qué número podría salir. O lo que es lo mismo, se podría subir, bajar o quedarse igual. Si el PSOE acude a terceras elecciones, fuera de otras posibles consecuencias, conservará probablemente la pureza ideológica líquida en la que está ahora con más o menos 40 diputados (si hacemos caso a las encuestas). Habrá ganado lo puro, pero también la irrelevancia política (que es la otra cara de la moneda). Y el PSOE pasará de ser lo que se construyó desde la transición a ser el partido Anguita. Puro, irrelevante y simpático. Eso sí, con deudas y cerrando agrupaciones por falta de presupuesto. Se hará socialismo de ordenador y poco más. Paradógicamente, además, el partido quedaría en las manos de los cargos públicos. Si se quejaban de la oligarquía de las baronías, en ese caso tendrían el doble. Pero puros y absolutos.

¿La abstención propiciaría no estar en la irrelevancia? No se puede afirmar categóricamente. Lo único que da la abstención es tiempo para pensar y saber qué ser. Algo sumamente necesario y fundamental en estos momentos. Evidentemente con 85 diputados se estaría mejor numéricamente y eso proporciona una serie de beneficios que con 40 no se tiene. Mas es el tiempo lo que resulta fundamental Y más ahora que la militancia parece haber tomado conciencia de que sin su participación activa las cosas no se mueven y no cambian (o cambian a peor). La abstención permitiría canalizar toda esa energía de las bases en algo productivo, positivo y programático. Posiblemente los que defienden las abstención desde la cúpula no quieran esto, pero ahora es el momento de la rebelión racional, no de la pasional. De todo esto pueden surgir liderazgos (verdaderos) que reconduzcan la situación o no, mas el riesgo se corre con esperanza. Que la limpieza de corrales se haga desde la base y no desde la cúpula. Que sea la militancia la que elimine. No me vale que unos caudillos quiten a otros para ponerse ellos (y caudillos, césares, y demás unipersonalismos hay en la ejecutiva federal y en el resto de organismos), para eso mejor no tocar nada. Han de ser las bases quienes aporten el fulgor del cambio. Y eso con elecciones y decepciones mediante no es posible.

Un tema recurrente de los baluartes del No es que apoyar al PP sería legitimar la corrupción de ese partido. la corrupción es un grave problema que existe en los partidos cuando se sienten intocables o de personas sinvergüenzas. Ningún partido en España se ha visto libre de casos de corrupción. Pero si es malo para el PP, también lo será para el PDC del 3% catalán ¿no? Y el PSOE debería dejar el gobierno de Andalucía por los EREs y los Cursos de Formación ¿no? Y en corrupción no hay gradación, toda es terrible. Y si esa corrupción está derivada de sentirse intocables ¿debería el PSOE permitir que obtengan las mayoría absoluta o relativa junto a Cs? Yo entiendo que no. Que ahora es el momento en que, gracias a la abstención, se pueden endurecer las leyes anticorrupción, que se puede poner en su sitio al PP y, lo principal,regenerar el sistema entre todos. Como corrupción tienen todos (algunas cosas van saliendo de Cs y de Podemos), lo mejor es aprovechar que ningún partido tiene realmente una fortaleza suficiente en el parlamento para atajar de raíz este mal de nuestro sistema. Caiga quien caiga. Políticos y empresarios.

Según los del No, nadie garantiza que el PP vaya a aguantar mucho tiempo gobernando sin chantajear al PSOE para más cosas. Obviando que el 80% de los presupuestos están determinados por Bruselas, pues estamos intervenidos de facto, no creo que por ellos nos vayan a chantajear. Las palabras de unos y otros no son más que puro teatro. Son lentejas presupuestarias. Y si recurren al chantaje continuo la merma será de ellos y no del PSOE. Con el paso que va a dar, el PSOE va a llevar el sentido democrático a un puesto desconocido en España, si el PP lo niega pierde ahora y dentro de un año. Así que habrá gobierno, al menos, durante dos años. Y en ese tiempo el PSOE es capaz de pensarse y de resurgir. Incluso en menos tiempo. Además, se puede añadir que España está sometida a una grave crisis sistémica cuya única salida es una serie de consensos para cambiar las partes afectadas de la estructura política. Abstenerse, por tanto, no es para claudicar continuamente sino para negociar importantes reformas que son vitales. Y ahí sí podrá el PSOE mostrar su ideología (nueva o reformada). Sin olvidar que la grave crisis económica, la que sufren los ciudadanos que son los que realmente importan en toda esta historia, necesita de normalidad y tranquilidad para poder ser superada con garantías. España, entonces, está frente a dos grandes retos que determinarán su futuro y un PSOE puro e irrelevante no sería de ayuda. Un PSOE con cabeza sí lo podría hacer.

Otra cuestión, que es olvidada por unos y por otros, es que incluso en una mala situación, existen en el Estado numerosos intersticios por los que se puede atacar al bloque en el poder. La coalición dominante puede creer que vence, pero el parlamento como soberanía popular es una fuente de legitimación enorme. Si la postura del PP fuese vetar todas las iniciativas del Parlamento quebraría los propios fundamentos de la democracia y tendría que salir huyendo porque ni la coalición dominante podría protegerlo (ya tienen al PP naranja). Y la coalición dominante quiere tranquilidad y mesura para poder seguir siéndolo. Además si esa fuese la actitud del PP, tras el paso dado por el PSOE, el sorpasso se lo darían los socialista a los populares. Lo que quiero decir es que con la abstención iríamos a una legislatura de consensos, debates y diálogo. Y en ese terreno el PSOE puede obtener muchos beneficios para la ciudadanía y frente a opositores a su izquierda.

Por cierto, ¿quién ha dicho que tras unas terceras elecciones no fuese necesaria la abstención del PSOE? Nadie puede garantizar lo contrario. Pero ir a esas terceras elecciones harían un gran daño a la democracia que nos hemos dado, por imperfecta que sea. Sufriría tal desgaste que habría que ver por dónde saldría. Ahí sí que habría caldo de cultivo para las tenebrosas fuerzas ocultas que siempre acechan a la democracia. Y abstenerse en unas terceras sí que sería claudicar y la desaparición del PSOE. Y los oponentes tan contentos. Si en Podemos y en parte del PP no ven con malos ojos las terceras elecciones, debería ser suficiente motivo para reflexionar entre las huestes socialistas.

Dijo en su momento Pablo Iglesias que había que ser españoles antes que socialistas, que los problemas de España eran los mismos que los del proletariado. Y en eso seguimos. La abstención, que para unos es un mal mayor y para otros uno menor, para mí es una decisión trágica que hay que tomar, pero que puede ser positiva si se canaliza bien. Es la oportunidad de generar un movimiento pedagógico que regenere mentalidades y actitudes. Es ganar un tiempo precioso para pensar qué debe ser el PSOE, si seguir la senda líquida y agonistica del zapaterismo y que le ha llevado hasta aquí, o ser un verdadero partido de izquierdas del siglo XXI. De esto por mor del espacio no hablaré aquí sino en el siguiente artículo. La abstención no debe ser una claudicación al poder de la coalición dominante del bloque en el poder (si es que es posible), al contrario debe ser la primera piedra del cambio radical. Pero para eso hay que ganar la batalla ideológica y con el pensamiento líquido, pobre y bioideológico del PSOE actual no es posible. Porque actualmente el PSOE no es más que el lado buenista del bloque en el poder. Y esto lo desean amotinados y cabreados porque comen de ello. Así pues abstención sí, pero para transformarse y transformar. No para ser corifeos de Podemos, del PP, de Cs o del sursum corda. Todo ello sin olvidar que no hay verdades absolutas pero sí personas que dependen de lo que se haga en los próximos años en España.

lunes, 17 de octubre de 2016

DAR LA CARA, AUNQUE TE LA PARTAN



"El diálogo, relación de las personas,
ha sido sustituido por la propaganda 
la polémica,
 que son dos especies de monólogo".
El Hombre rebelde, Albert Camus

Hoy he podido tener la contraposición, en los medios de comunicación, entre dos posturas enfrentadas, sobre lo que debería hacer el PSOE. Por un lado Susana Sumelzo (El PSOE debe mantener su no a Rajoy) en El Mundo y, por otro, Guillermo Fernández Vara (Hoy por Hoy) en la cadena SER. Frente a la demagogia y la impecabilidad de muchos otros, estas dos personas han expuesto de manera racional argumentos a favor del NO y de la abstención. Tal demostración no debería extrañarnos pues lo lógico es un partido, que se dice democrático, es que haya un debate, un contraste de ideas y, si fuese posible, un posicionamiento dialogado. Mas causa extrañeza porque pocos son los que están dando la cara de verdad, aunque acaben partiéndosela.

El texto se Sumelzo acierta completamente al situar la defensa del No en el Contrato Social que suponen los compromisos electorales. Advierte, con agudeza, que el PP no ha cambiado su actitud respecto a su compromiso parlamentario (respeto por la cámara baja), ni ha cambiado de candidato (por responsabilidad política en casos de corrupción), ni ha hecho la mínima intención de cambiar sus políticas sociales. En un proceso de gradación, Sumelzo explica, evitando todo sentido pasional, esos porqués en favor del NO. Sin duda al articulo se le pueden hacer matices y contraargumentaciones (que no vienen al caso), pero su propuesta racionalista es encomiable y centra el debate en factores cuantificables y valorables sin caer en la cerrazón. Además, y esto es muy importante, añade al final del artículo la postura lógica a tomar en el próximo Comité Federal, realizar una consulta a la militancia. Huye del populismo y frente a la magnitud de la decisión a tomar, apuesta por una toma de posición general de la militancia, sin esconder los propios matices del problema.

En el otro lado del tablero Fernández Vara (que nunca ha escondido sus preferencias por la abstención desde el 20-D), realiza otra exposición alejada de la pasión y en clave racional. Si Sumelzo situaba el No en un contrato social, Fernández Vara sitúa la abstención en la razón de Estado. La inevitabilidad de un gobierno de Rajoy "hoy o dentro de 55 días con mayoría absoluta", por circunstancias sobrevenidas tampoco carece de lógica. Es más apunta a un mal que tenemos en España como es el cortoplacismo y no la mirada global. Para él, hay que hacer de la necesidad virtud y utilizar este tiempo en reconstruir el proyecto, el modelo de partido, el modelo de país y repensar la socialdemocracia patria. Visto fríamente tampoco carece de razón su exposición. Pero, a diferencia de Sumelzo, no cree que se deba consultar a la militancia por la bipolaridad que supone elegir entre sí y no, limitando con ello los matices posibles y olvidando la tradición representativa del PSOE.

Se podría argüir que la posición de Sumelzo nada a favor de corriente mientras que la de Fernández Vara se expone mucho más. Sin duda eso puede ser así, pero existen matices suficientes en su artículo para separarla de las posiciones impecables e irracionales de otros. Ambas posiciones son el punto de partida de un debate que se debe producir, pero que está siendo evitado. Sumelzo habla claramente de consulta a la militancia, algo que, salvo Izquierda Socialista, nadie ha solicitado claramente. Ella no habla sobre posiciones de poder o de personas, incluso deja a un lado el componente puramente ideológico. Habla de no romper los contratos sociales contraídos con la ciudadanía. Esto supone llevar el debate a, sobre si bajo determinadas circunstancias, debe pesar más el contrato al completo o la razón de Estado. Si hay que mantenerse firmes o hay que ceder. La única crítica que podríamos hacer a Sumelzo es que no plantea una alternativa concreta a no romper el contrato (también la carencia de espacio cuenta), como sí recuerda Fernández Vara (No a Rajoy y no a independentistas son parte también del contrato). Además, en favor de Sumelzo hay que decir que ella era parte de la ejecutiva federal y no es dirigente regional, por lo que se expone ella sola frente a los contrarios. Es consciente de que en unas terceras elecciones igual no iría en las listas, pero aún así da la cara por algo que cree justo, frente a la callada de otros en su misma posición (especialmente hirientes las vacaciones de Sánchez). No solo tiene valor su defensa racional sino su implicación personal, su salto sin red. Como ha hecho Fernández Vara al otro lado, por cierto (aunque él si tiene red).

En el lado del NO podrían decirme que están hablando muchos. Sin duda es así pero sin la argumentación de Sumelzo. Veámoslo. Francina Armengol ha defendido por activa y por pasiva el No al PP, pero ella misma ha roto el contrato social al hablar de un gobierno con los independentistas. Por tanto, siguiendo su misma lógica habría que consultar a la militancia sobre esa posibilidad también. Pero esto no lo ha defendido, ni la consulta tampoco. Miquel Iceta también se ha posicionado en favor del No y lo ha hecho desde el corazón. Pero ha introducido dos matices, uno similar al de Armengol (por lo tanto no hablaré del mismo) y un chantaje orgánico. Para él, decida lo que decida el Comité Federal, el PSC votará No. Como tampoco ha apostado por una consulta a la militancia, esto introduce una grave consecuencia como es no aceptar la democracia interna del PSOE (hasta que se modifiquen los estatutos o haya consulta, en el Comité Federal recae la voluntad general) y el intento de hacer, una vez más, del PSC un partido autónomo. El cual puede decidir sobre asuntos del PSOE, pero en el que el PSOE no puede decidir nada. Así pues está defendiendo desde el corazón otra cosa, aprovechando el caos.

Algunos podrán argumentar que alcaldes, mandos intermedios y personalidades están pidiendo que decidan los militantes. Les diría que piden primarias y congreso, lo que lleva a debatir sobre personas y cargos, pero no sobre abstención u otra alternativa. No piden consulta como Sumelzo. Luego están Borrell, Elorza o Pérez Tapias que apoyan esa plataforma. Y les contestaré que es loable pero que esperaba algo más profundo y racional de ellos. Que ayudasen a centrar el debate actual y a rebajar tensiones. Algo que no han hecho. Están en la posición del ciudadano impecable donde prima la posición ética/estética por encima de la propia realidad. Como el superhombre de Nietzsche se han situado más allá del bien y del mal y desde su montaña observan al resto de seres humanos. Hay que bajar a la arena y mojarse en el debate, aceptar que el otro puede tener algo de razón y que hoy toca consulta y no hablar de congresos. Que frente a la posición ética/estética hay una posición del manejo del día a día. Que los problemas financieros de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos se resuelven no con postulados sino con políticas públicas (las cuales pueden y deben estar aromatizadas por la ideología). Su postura es digna y coherente, pero Sumelzo sí se moja al centrar el debate en la facticidad de las cosas. Se moja al no hablar de cargos sino de realidades y de decisiones que deben tomarse.

En el lado de la abstención, sin embargo, solo Javier Fernández, Fernández Vara y Torres Mora (Los buenos políticos van al infierno) se han mojado. Dejando a un lado su ideología, muy a su pesar (Torres Mora defendía el No en Julio), y han intentado racionalizar el dilema apostando por la abstención. Pueden o no tener razón. Pueden estar más o menos acertados que los impecables. Pero están dando la cara aunque se la vayan a partir. Y ello no les hace ser menos de izquierdas, como les califican, sino que exponen argumentos más centrados en la razón de Estado. Otros y otras callan y no están dando la cara en el grupo de la abstención. Y si lo hubiesen hecho, igual no presenciaríamos esta locura.

Todos aquellos que callan y utilizan a personas interpuestas (como Sánchez o Díaz) hacen un flaco favor al PSOE. Primero porque no ayudan a calmar los ánimos. Segundo porque el debate y la reflexión desaparecen en favor del bandismo, la confrontación y la irracionalidad. Sumelzo y Fernández Vara, al menos, intentan ese debate. Los otros prefieren la trifulca y el pescar en aguas revueltas. En tirar la piedra y esconder la mano. Y, tercero, los que no hablan, creo, algo deben temer o esconder. Y mucho me temo que son personalismos o intereses particulares.

El debate es claro, o abstención o terceras elecciones y que decida la militancia en una consulta o no. Hablar de congresos, pactos de gobierno alternativo, primarias o demás inventos s desviar la atención. Y quienes distraen la atención es porque o bien carecen de argumentos racionales, o bien ocultan intenciones personales, o bien están en el juego de poder interno del partido. El PSOE necesita situar el debate como ha hecho Sumelzo y ha contrapuesto Fernández Vara. Ahora es el momento de debatir sobre eso y no sobre otras cosas. Porque para debatir sobre el modelo de partido, la ideología o el modelo de Estado ya habrá tiempo más adelante. Contando, además, que tal y como están de exaltados los ánimos no deberían llevarse a cabo esos debates porque primaría la irracionalidad o la pasión y no la cabeza. Si algo queda de marxismo en el PSOE que sea el rigor del análisis científico y eso en un congreso exprés no es posible. Salvo que los superhombres nos lo quieran imponer. Y yo siempre fui de un mundano oscuro como Batman, no de Superman.

Me alegro pues del atrevimiento de Sumelzo y Fernández Vara. Si todos y todas hablasen igual de claro que ellos no habría este maremoto socialista y se hablaría de lo que hay que hablar. Pero como ya dijeron los expertos del análisis de masas (Le Bon, Freud, Tarde o Canetti), sin alguien que canalice la energía desencadenada por la turba, la masa arrasa con todo. Y en el PSOE no hay nadie que canalice eso. Por eso poner la cara intentando racionalizar y centrar el debate tiene un mérito enorme porque, en tiempos de incertidumbre, argumentar racionalmente, aunque sea contra la masa, es jugarse el tipo. Y eso en política es un valor a tener en cuenta. Lo fácil es dejarse llevar por la marea de la muchedumbre, alimentarla e intentar situarse en la cresta como adalid de la misma, pero nuestros protagonistas han intentado lo contrario. De ahí su mérito.

miércoles, 12 de octubre de 2016

JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ, O COMO MANIPULAR A LA BUENA GENTE EN PROVECHO PROPIO



José Antonio Rodríguez, más conocido como el Alcalde de Jun, ha lanzado una campaña de recogida de firmas entre la militancia socialista. Se pretende con esta iniciativa llevar a más de 90.000 firmas para solicitar la convocatoria de un Congreso Extraordinario a la mayor brevedad posible en el PSOE. Una propuesta que muchos calificarán de intachable, sin duda. ¿Pero tiene un fin realmente orgánico?

La Gestora elegida después de la dimisión de Pedro Sánchez tiene la obligación estatutaria de convocar un Congreso Extraordinario a la mayor brevedad posible y, si quisiese, con el apoyo del Comité Federal. Eso sí, solo podría plantearse en lo que determinase el orden del día previsto en la convocatoria del Congreso Extraordinario.

Nuestro sin par Alcalde de Jun está recogiendo firmas para optar a la Convocatoria sumando la mitad más uno de los militantes, tal y como reflejan los estatutos (art. 34.2). Pero está escondiendo cuál va a ser ese orden del día y el lugar de celebración. De hecho está obligado a decirlo al presentar las firmas. ¿Por qué no ha hecho público el orden del día? ¿Esconde alguna intención secreta? O ¿todo esto no es más que una campaña en su favor y en contra de Susana Díaz?

Al ser extraordinario el congreso, obviamente no hay ponencia marco y no se podrá debatir sobre el posicionamiento global e ideológico del partido. Si se pretenden modificar estatutos tendría que adelantarlo el Sr. Rodríguez. Pero su convocatoria nunca, lean bien, nunca podría proponer la elección de una ejecutiva nueva. La utilización del art. 34.2 se refiere a cuestiones excepcionales o concretas, entre las que no cabe la elección de ejecutiva porque esa capacidad reside en la Gestora y el Comité Federal en estos momentos.

¿Cuáles son las prisas? Me temo que esta manipulación que se está efectuando entre la militancia va más allá de la defensa democrática. Está intentando dar un palo a Susana Díaz con la que lleva enfrentado años. Está intentando aprovecharse personalmente de la furia desatada en el PSOE por lo acontecido en las últimas fechas. Porque realmente ese Congreso Extraordinario que intenta convocar no serviría para nada realmente. Estaría bien como reunión de amigos pero poco más.

La Gestora, seguramente, convocará el nuevo Congreso y elección de la secretaría general con todas las garantías que piden la mayoría de militantes con cabeza. Esto es, con su ponencia Marco, sus modificaciones estatutarias, su debate con tranquilidad sobre el estado del partido, sus congresos regionales, etcétera. Lo que pretende el alcalde de Jun es hurtar ese debate de todos y todas con sosiego y seguir en la lucha encarnizada, personal y sin cabeza en beneficio propio.

Yo solicitaría un congreso con asistencia de 2000 afiliados (número máximo permitido) para que el debate no solo sea de los cabeza de delegación, que haya una verdadera defensa de las enmiendas en las comisiones y pleno, que se haga una modificación hacia la democracia y la federalización real del partido en los estatutos, que se hable de ideología y no de personas, o de proyectos generales y no de particularismos. Pero todo eso no aparece en el congreso extraordinario del alcalde de Jun. Solo está en seguir removiendo las vísceras por su enfrentamiento con la secretaria general de Andalucía. Es la rebelión de los cuadros medios (tan caciques o más que los barones) frente a los señores feudales.

Y lo peor de todo es que la buena gente del PSOE está firmando sin saber para qué realmente. Pero como ha ocurrido en otras ocasiones, al final no presentará las firmas necesarias antes de que la Gestora haya convocado un congreso en condiciones y no uno exprés e inútil. Y dirá que la culpa es de los demás.

Y lo peor de todo esto es que esta acción personalista y demagógica está tapando la iniciativa de solicitar una consulta a la militancia para decidir sobre la abstención, las terceras elecciones o lo que sea que ha puesto en marcha Izquierda Socialista. Seguimos en el personalismo y las vísceras y no en lo global y lo ideológico. ¡Partido!

martes, 11 de octubre de 2016

¿CÓMO HUBIESE SIDO UN GOBIERNO ALTERNATIVO? POLÍTICA FICCIÓN CRÍTICA



En el Huffington Post de hoy, 11 de octubre, Gonzalo Velasco, filósofo de la Universidad Camilo José Cela (por tanto ex-compañero de Pedro Sánchez), nos ha dibujado una prospección de lo que podía haber sido y significado la formación de un gobierno alternativo o frankestein para el PSOE (PSOE: lo que podría haber sido y ya no será). Observo que su componente filosófico parece no ser el positivismo y se decanta por la especulación y el deber ser. Digo esto porque parte de supuestos no insertados en la realidad que hemos venido observando. Lógicamente, como politólogo que soy, parto de la realidad de la complejidad política y social para analizar y teorizar. Desde mi punto de vista el análisis de Velasco está más cercano a la Utopía de Tomás Moro o al idealismo alemán que al análisis de los datos que manejamos. Datos muchas veces subjetivos, porque trabajamos con seres humanos y la subjetividad es parte de los mismos, pero datos cuando menos razonables.

Dentro de las subjetividades comienza Velasco, en su análisis parasociológico, introduciendo que el acuerdo con todos esos grupos políticos permitiría al PSOE un mejor anclaje regional y salir de sus caladeros de votos habituales. Visto así parece hasta lógico, pero debemos ver cómo lo dice él: "Aceptar la especificidad e igual dignidad de los sujetos políticos de estos territorios les habría permitido volver a entrar en liza por la confianza de gallegos, vascos y catalanes, imprescindibles para salir airosos a escala nacional". Según nuestro filósofo el PSOE jamás ha reconocido la especificidad de estos partidos, algo que la historia demuestra falso. Que yo recuerde el PSOE ha gobernado junto al BNG en Galicia, junto al PNV en Euskadi y junto a ERC en Cataluña. ¿Qué mayor reconocimiento les podría dar? El problema actual con Las Mareas y ERC es que solicitan un referéndum de independencia en el mejor de los casos, cuando no salirse directamente del Estado español. Y eso choca con el patriotismo constitucional que defiende el PSOE. El socialismo patrio no ha virado hacia el tradicionalismo, sigue en su misma concepción de nación de naciones conformada por el respeto a las leyes que todos nos hemos dado (soberanía nacional). Y aún menos el PSOE ha calificado alguna vez de indignas esas posiciones.

Además, los datos sociológicos e históricos muestran que el PSOE en esos territorios ha perdido fuerza por distintas razones, que poco o nada tienen que ver algunas con el regionalismo. En Galicia, el PSdG es un partido roto literalmente desde los tiempos de Francisco Vázquez, al menos. Un partido dominado por un gran señor y distintos pequeños caciques, que han hecho y deshecho a su antojo. Principalmente Pepe Blanco en la última década. Pero no solo eso, sino que  también es el representante más caduco del socialismo patrio. Así pues, no es tanto el regionalismo como estructural e ideológico.

En el País Vasco, el problema sí tiene un componente regional. Patxi López (miembro afín a Pedro Sánchez, no lo olvidemos) se desentendió del vasquismo socialista que había sido típico del PSE. Pero ha sido incluso peor el despropósito continuo que ha venido después de salir de la lehendakaritza sin vasquismo constitucional y sin propuestas realmente propias en el apoyo al gobierno del PNV y al trabajo en las calles.

Y en Cataluña los datos sí son tozudos. Según éstos, los votos del PSC han ido al caladero de Ciudadanos, que son quienes realmente les han comido el terreno. Han dejado de representar al español que se siente realmente cómodo siendo también catalán y que no quiere que le atosiguen por su origen. El currante de la SEAT o la gauche divine tampoco están ya en el PSC representados. Se han vuelto catalanistas posibilistas. Esto es, les gustaría independizarse pero más adelante, poco a poco. O si se prefiere son fueristas a los que los trabajadores comienzan a molestar un poco por no ser tan divinos como ellos. Así pues no es un problema regionalista lo que hay en Cataluña.

Pero hablar de estos territorios esconde una realidad. Tanto en Madrid como en el País valenciano, y en otras regiones (sin nacionalismo o regionalismos), el PSOE ha bajado tanto o más en votos. Por tanto el problema debe estar en otro lugar. Y compartir gobierno con unos u otros no te va a reportar más votos en esas regiones.

Velasco nos habla de recuperar a al juventud gracias al gobierno frankestein. En este punto hay mucha más lógica que en el anterior y los datos demuestran que los jóvenes, en su mayoría, no votan al PSOE. ¿Ven al PSOE como casta? Sin duda. ¿En las últimas elecciones han votado con las tripas por la situación de crisis económica y hartazgo político? También. ¿Formar ese tipo de gobierno serviría de vaso comunicante con la juventud? No es tan obvio. Tal y como plantea nuestro filósofo su hipótesis onírica, parece que ni Podemos, IU o Compromís existan en el gobierno. Da por hecho que sería un gobierno monocolor. Y aquí está el problema. Ni por asomo Podemos dejaría de estar en el gobierno del Estado. Dos razones para ello. Una, Pablo Iglesias siempre ha querido participar para controlar al PSOE ya que no se fían. Y, segunda, no van a dejar de subirse al poder y ejercer la presión suficiente para lograr una cultura hegemónica afín a sus propósitos (sean estos los que sean). Incluso una tercera posibilidad como es la de acceder a cargos y dar alicientes a sus cuadros. Por tanto, los que aprovecharían a sus votantes (los jóvenes) serían Podemos, IU o Compromís. No conozco una regla de tres que demuestre que una capa generacional (que no lo hace) apoyaría al PSOE por compartir gobierno con Podemos y demás partidos. Ya se encargarían estos últimos de impedirlo, además.

Pero no solo recuperaría a los jóvenes sino que ejercería de catalizador de demandas. "Asimilar las demandas y transformarlas en reformas moderadas, capaces de contentar a un espectro sociológico de amplio alcance" afirma nuestro idealista. La afirmación contiene tres posibles errores. Uno sociológico, uno político y un tercero de realismo político. El sociológico supone que la moderación de las demandas atraería a un mayor espectro sociológico al PSOE. ¿Por qué? Si hasta el momento los datos demuestran que el abandono de los votantes socialistas ha sido por ser, precisamente, moderados ¿por qué habrían de volver? Si las preferencias fuesen solamente políticas moderadas hubieran votado PSOE y no Podemos. Eso sería un voto racional y lógico, pero quien ha dejado al PSOE ha sido por cabreo y hartazgo de moderación. Y quien se ha ido por la derecha ha sido por incongruencia con el patriotismo constitucional. No hay ningún dato de los que disponemos que refuerce esa idea en el plano sociológico.

El posible error político se fundamenta en que Podemos, que compartiría gobierno de una manera u otra, podría aceptar alguna moderación en las leyes (pongamos Educación, por ejemplo), pero no en todos los casos porque le haría perder sus bases. ¿Alguien cree que va a renunciar a cargar impositivamente a los más ricos? ¿Que van a renunciar legislar contra los bancos? ¿Que van a aceptar una reforma light de la Constitución? De ningún modo. Y eso estando en el gobierno. Estando fuera renunciarían a muy pocas cosas porque para ellos todo es ganancia electoral y política. Y generar inestabilidad sistémica no es un problema para Podemos, y menos después de escuchar a Pablo Iglesias afirmar que han de volver al discurso duro. Y estando en el gobierno transaccionarían las leyes de los ministerios socialistas pero casi nada en las leyes que afectasen a sus propios ministerios. No seamos ilusos, las broncas en las reuniones de secretarios de estado y del consejo de ministros serían épicas. Por tanto, el PSOE sería prisionero de Podemos, los cuales, además comunican mejor.

Y respecto al posible error de realismo político, solo cabe decir que en ningún momento se ha tenido en cuenta la política de recortes que se va a tener que hacer sí o sí. cabe saltarse la ley, como hace Podemos en el Ayuntamiento de Madrid, pero no está en la agenda del PSOE y crearía una grave fricción entre ambos. Si a esto le sumamos que, durante un año al menos, estarían casi sin dinero para desarrollar políticas nuevas. Lo que significa que ni unos ni otros podrían sacar rédito electoral alguno. Y lo peor es que las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos se quejarían de la ineficacia del gobierno que les deja sin dinero, sobrecargando de esta forma el sistema estatal. 

Así ni se atrae a los jóvenes, ni a las capas medias, ni nada. Es más, la historia nos ha demostrado algo. Después de un aluvión de intensidad política (especialmente positiva) siempre llega el desencanto. Y ese desencanto afectaría a quienes estuviesen en el gobierno obviamente. Y ahí tendríamos otra bronca en base a las responsabilidades de unos y otros en la consumación de ese desencanto. Pensar que ese gobierno iba a traer el maná y no lo ha traído llevaría a numerosos ciudadanos a encerrarse en sus casas y volver al escepticismo en el mejor de los casos. Algo así pasó en el periodo 1979-1982 en España.

La realpolitik y el análisis científico ayudan en ocasiones a no lanzarse al voluntarismo o al utopismo. Ni a soltar boutades como que el PSOE no participó en Las Mareas (blanca, verde, etc.) o distintos movimientos sociales. Cuando la realidad es que ha estado en todos desde el principio, antes incluso que las gentes de Podemos, y sigue estando. O que debe existir una relación osmótica entre partidos y sociedad civil para evitar el cisma generacional. ¿Acaso no existe ya esa relación? y, por otro lado, ¿es pertinente esa relación o es mejor un diálogo desde la independencia? Y, la última boutade, sugerir que solo un líder carismático puede solventar esto, es como pedir que se nos aparezca la virgen de Fátima. Es desconocer el significado del líder carismático y su rareza dentro del mundo político y del liderazgo. Con que hubiese un líder valdría. Pero, vamos, nunca podría ser quien él afirma: Ángel Gabilondo. Este hombre tiene muchas virtudes intelectuales pero no es un líder ni en potencia. Y él es consciente de ello y por eso evita ciertas responsabilidades. Además que no es miembro del PSOE, lo cual es un matiz en su contra. Todo esto huele más bien a sanchismo encubierto.

Desde el liberalismo democrático hasta la extrema izquierda hubiésemos deseado que se produjese ese gobierno de progreso (ahora lo veo harto complicado después de lo acontecido en el PSOE). Pero hay que ser realistas. Al beneficio de expulsar al presidente plasmagórico y sus secuaces (y propiciar en el PP una regeneración difícil) y cambiar el ritmo político en España, hay que contraponer las dificultades y la realidad. No vale escenificar esa posibilidad como una Edad de Oro. Como un nuevo tiempo donde nacería el hombre nuevo. No. Habría muchas dificultades que hay que exponer para no llevarnos a engaño, ni pensar que todo va a ser felicidad. Hay caracteres encontrados; distintos ritmos de cambio; confrontaciones ideológicas entre socialismo y populismo; poco dinero en las arcas; y un problema secesionista que no se resuelve con federalismos chapuceros (eso cuando se sabe de lo que se habla, porque lo que me enseñaron a mí los expertos no se parece a lo que exponen algunos. Es más creo que confunden federalismo con otra cosa). Es tiempo de realismo político y creo que entre los partidos que quieren el cambio hay poco o nada de eso.

Hasta que no se baje al análisis del suelo, de la realidad compleja, a utilizar la racionalidad y ser valientes en exponer a la ciudadanía los diferentes escenarios a encarar. Cualquier intento de gobierno de progreso traerá broncas, frustraciones y, al final, una mayoría conservadora si no se explican las cosas. Por desgracia desde el 20-D todos han mirado más por sus intereses particulares que por los de la ciudadanía. Y artículos utópicos como este de Gonzalo Velasco solo llevan a generar ilusiones falsas. Cabeza e ilusión; ideología y racionalismo; libertad y seguridad. Lo demás es vivir en la isla de Tomás Moro.

miércoles, 5 de octubre de 2016

1 Militante, 1 Voto = 1 Pagacuotas



La vorágine que ha atrapado al partido socialista, en estas tristes fechas, parece haberse llevado cualquier atisbo de racionalidad, de pensamiento o del mínimo sentido común. La militancia socialista está actuando más con las tripas que con la cabeza. Y cuando alguien pretende poner cordura (en cualquiera de los bandos), es atacado de manera inmisericorde. Ya decía Gustave LeBon en su Psychologie des foules que, en las épocas turbulentas, la parte irracional del ser humano campa a sus anchas. Pero estimo que, si es verdad la idea de progreso, hemos avanzado lo suficiente para poner un poco de cordura. Y eso es lo que pretendo con estas palabras.

Desde Pérez Tapias a Borrell, pasando por Sánchez y sus corifeos, están reclamando una consulta a la militancia para decidir qué debe hacer el PSOE. Al estar el partido en Gestora la idea es sumamente atractiva y, hasta cierto punto, pero solo hasta cierto, coherente. Se justifica, la consulta, sobre la base de la democracia directa y de la participación de la militancia. Se establece que es el modo más democrático de decisión. Pues no lo es como ahora explicaré. Tiene razón Javier Fernández al decir que el PSOE se había podemizado. Y en efecto lo ha hecho pero en lo electivo, no en lo discursivo. Y el sistema que ellos tienen no tiene porqué ser peor, no. Es distinto, pero no es mejor ni más efectivo que el que siempre ha tenido el PSOE.

¿Tiene sentido reclamar esa consulta dadas las circunstancias actuales? Lo tiene. ¿Será una consulta democrática? Ahí tengo muchísimas más dudas. En primer lugar, hay un problema técnico-democrático. Para establecer la consulta, lo primero sería decidir sobre qué alternativas se va a decidir. No puede ser a favor o contra la abstención porque nos quedamos sin alternativas. No existe solo esa dicotomía. El problema es más complejo y se presentan, al menos, otras dos alternativa factibles. La primera qué tipo de abstención se llevaría a cabo: sin contraprestaciones o con ellas. Y si hubiese contraprestaciones que solicitar ¿cuáles serían?. Si no se aceptase la abstención ¿querría ir usted a terceras elecciones tal y como ha quedado el partido? Si es que sí, ¿aceptaría unas primarias exprés con o sin avales? Si ha contestado que no ¿qué otro tipo de alternativa queda?

Solo para una simple, en principio, consulta fíjense en la cantidad de variables que habría que manejar. Se hace entonces, en segundo lugar, necesario establecer un debate profundo en el seno de la organización donde todos y cada uno de los militantes analicen profundamente los pros y contras de cada una de las posibilidades y sus alternativas. No es un problema dicotómico sino pluriforme. Esto me genera la duda de si los que piden consulta han pensado en todo esto. Si no lo han hecho malo. Y si lo han hecho casi peor porque pretenden entonces hurtar información a la militancia.

Creo que la consulta no puede ser utilizada, como se quiere, para seguir la guerra por otros medios. Es necesario el debate se quiera o no. Pero claro, por la premura de tiempo ese debate solo se producirá en el Comité Federal. ¡Ajajá! Las oligarquías del partido pensando por los demás. Los iluminados que nos han llevado a esta situación por acción u omisión debatirán y nos presentarán sus resultados y la pregunta mágica. Eso sí, 1 militante, 1 voto estará presente porque es lo más democrático. Y me da que nos la quieren colar otra vez. Las bases no pintan nada, solo sirven para pagar cuotas según parece.

Pero es que además, consultar directamente a la militancia no es más ni menos democrático que otras opciones. Convengamos en que existe una democracia representativa, una democracia participativa, una democracia directa y una democracia plebiscitaria. En la democracia representativa se eligen unos representantes que actúan y deciden en base programas o ideologías. En la democracia directa es el mismo pueblo en asamblea el que debate y decide. Y cuando hay que actuar sortea los cargos entre todos para ejecutar los mandatos de la asamblea. La democracia participativa sería una posición intermedia de las anteriores. Existen unos representantes que para ciertas cuestiones hacen participar a la ciudadanía mediante debates, exposiciones y que para decidir crea unas comisiones paritarias donde acuden ciudadanos mandatados. Y por último está la democracia plebiscitaria que es aquella donde se consulta a la ciudadanía sobre una cuestión concreta (OTAN sí o no, por ejemplo). Pero la ciudadanía no participa en el debate, ni elige la pregunta, ni elige las opciones, tan solo vota sí o no.

Pues la consulta que se pretende es plebiscitaria y no participativa. Y cuando Fernández aludía a la podemización del PSOE era en gran parte por este tipo de gestión del día a día. Sin debate y con solo posiciones maniqueas no se puede hablar de democracia y si de bonapartismo, porque durante todo el proceso las bases no están ni se las quiere. Como dijo Luena, las bases están para aparentar en las primarias. No es democracia participativa, ni directa. No se dejen engañar. Porque, además, con este tipo de gestión consultiva el dirigente político nunca pierde ni se moja. Y con las magnitudes de personas con las que nos manejamos, los dirigentes lo que deben hacer es mojarse y actuar ellos con todas las consecuencias. Si se hurta el debate y los datos a la ciudadanía este tipo de consultas no son más que un engañabobos.

Durante el referéndum de la OTAN hubo casi un año donde todas las posiciones pudieron exponer los pros y contras de la decisión a tomar. Las personas pudieron debatir aunque fuera en la tasca. Tuvieron información de sobra. Con esta consulta, tal y como pretenden algunos hacerla, la militancia socialista carece de datos, de las posibles alternativas y los posibles efectos de cada decisión. Recuerden que el 80% de la militancia que fue a votar, voto sí al acuerdo con Cs ¿cuántos lo leyeron? Creo que ni el 1% de los del sí. 

Se vota por fidelidad, cariño o no joder al partido, no por utilizar los elementos racionales. Y eso es lo que pido para esta consulta que sea racional y no solo emocional. Que no se hurte el derecho a estar bien informado de la militancia de base dejando el debate solo en el Comité Federal de los listos e iluminados. Alguno me dirá que, al fin y al cabo, son nuestros representantes. En efecto lo son. Pero si yo no puedo debatir, tampoco quiero que me carguen el muerto. Si son representantes y solo ellos pueden debatir y conocer, que decidan ellos que para eso les hemos elegido. Y esto no es menos democrático. Sin información, es incluso más democrático.

Raciocinio y sentido común. Consulta sí. Pero consulta con debate general y con representantes mandatados. Si no, que apechuguen con la responsabilidad aquellos en quienes hemos confiado. No me hagan plebiscitos y luego solo cuenten conmigo para la cuota. 1 militante, 1 voto no siempre es más democrático. Muchas veces es demagogia y manipulación pura y dura. Mi cuota, mi debate sería mejor decir.

martes, 4 de octubre de 2016

LA OPERA BUFA DEL PSOE



En toda esta historia de batallas internas que llevamos sufriendo en el PSOE desde 2014, al menos, nos han estado metiendo goles a todos desde el minuto uno. Y lo peor es que con esos falsos argumentos, medias verdades e intrigas palaciegas han estado a punto de llevarse por delante el partido, si es que no lo han hecho. Para la militancia y los espectadores (neutrales o no) puede haber sido una batalla ideológica, de tácticas, de maniobras, de lo que mejor hayan entendido ustedes. Pero, realmente, ha sido una ópera bufa o un sainete (con poca gracia), donde cada actor/intérprete nunca ha sido realmente lo que el papel parecía ofrecernos. Lo mejor para entender esta obra en cuatro tiempos y una coda es hacer un repaso cronológico.

(Aviso que lo que viene a continuación está escrito con vehemencia, aunque respetando la veracidad de los hechos, y con la única intención de situar a cada cual en su verdadero contexto escénico. He evitado casi los análisis para no perturbar el contexto y me remito a la coda para ellos)

Movimiento I: Andante

Cuando Rubalcaba dimite tras el mal resultado de las elecciones europeas de 2014, no sabía que estaba destapando la caja de Pandora socialista. No había nadie realmente dispuesto y con cierta autoridad para coger el rumbo de la nave socialista. Madina llevaba tiempo trabajando y preparando su candidatura para a la presidencia del gobierno (aceptaba una bicefalía con su mentor Rubalcaba y realizar una suave transición a la secretaría general); Pérez Tapias estaba en su decanato granadino y presentando su libro sobre federalismo; Pedro Sánchez estaba en su mundo de apparatachik; Susana Díaz acababa de ser nombrada en Andalucía por aquellos que ahora están imputados en los EREs; y la siempre dispuesta Carme Chacón estaba por esos mundos de dios haciendo a saber qué. Es decir, pilló a todo el mundo con el pie cambiado.

Aún así, tres aventureros decidieron dar el paso de aspirar a la secretaría general, aunque Madina insistió, de forma alegal, que fuese mediante primarias y no de la forma tradicional. Quería saltarse el contar soldados y comprar voluntades y salir aupado por la propia militancia. Pero recuerden que fue Madina quién insistió hasta la extenuación que fuese 1 militante, 1 voto. Hubo, por tanto primarias, y en ellas los rubalcabistas apoyaron a Madina (Fernández Vara incluído) y los demás a Pedro Sánchez porque veían en el vasco a un candidato muy autónomo y con autoridad. Pérez Tapias era el apóstrofe a todo ello, resucitando un sentido y ánimo de izquierdas que se creía perdido en el PSOE. Los madinistas intentaron que ese ala izquierda no pasase el corte de los avales, pero los sanchistas, analizando que les beneficiaba electoralmente, hicieron oídos sordos y validaron los avales.

Llegaron las elecciones primarias y la derecha del PSOE venció con su candidato. ¡Ojo, la derecha del partido! Creyeron, los que apoyaban a Sánchez, que el electo sería mucho más razonable y abierto a las sugerencia que Madina. Vamos más maleable. El Ibex35 ya había colocado con un sueldo de lujo a la esposa de Madina y ahora tenían a un candidato... guapo. En el congreso ratificador hubo reparto equitativo para todos y comenzaba un nuevo tiempo de, se presumía, felicidad para todos. Había triunfado la democracia, se decían para sí con la boca pequeña, y ahora tocaba comenzar la reconquista del poder.

Realmente unos y otros habían puesto la piedra del mal que luego les llevaría a la situación actual. Por parecer más demócratas que Pericles, habían inyectado el virus de la legitimidad, del autoritarismo y de la bronca en el interior del PSOE.

Movimiento II, Allegro ma non troppo.

Comenzó el segundo movimiento con la preparación de las primarias a candidatos y candidatas a las elecciones autonómicas y municipales. Salvo alguna bronca típica entre rivales, todo discurría con relativa normalidad y la ejecutiva, salvo en La Rioja y alguna parte de Galicia (en la que seguían las órdenes y deseos de Pepe Blanco, padre político de Sánchez), no intervino ni en favor, ni en contra de nadie y, aún menos, contra los dirigentes regionales.

Los únicos que daban la nota eran los miembros de Izquierda Socialista, los cuales pasaron su propio calvario por la cabezonería de algunos en no dar un paso a un lado (Vicent Garcés) y las intenciones de los históricos (especialmente los de Madrid) de cargarse a Beatriz Talegón (parte por envidia de su presencia mediática, parte por la ambición desmedida que manifestaba). Por tanto, quedaba un partido con Madina en los cuarteles de invierno y una izquierda muerta por incapacidad propia para articular nada que fuesen los egos y la nomenklatura (y siguen en lo mismo, por cierto). El camino quedaba expedito para Sánchez. Y bien que lo aprovechó.

Cuando todo parecía calmado dentro del PSOE, Sánchez, viendo que las encuestas no repuntaban y que él no calaba entre la población, frente al arrollador nuevo viento de Podemos y C's (obvio pues él era la reencarnación de la derecha del partido), y que se veía incapaz de ofrecer un nuevo discurso, decidió dar un golpe de mano y atizar donde creía contar con mayor apoyo de la militancia, Madrid. Decidió cargarse a Tomás Gómez por unas supuestas irregularidades en el contrato del tranvía de Parla. Se apoyaba en unas supuestas filtraciones del diario El País en las que se afirmaba que llegaría pronto la imputación. Así que decidió disolver la federación madrileña e imponer un candidato y nuevas listas. Que Gómez es un gestor pésimo, sí, pero eso no es óbice para utilizar una prerrogativa, para la que no contó con el Comité Federal, y hacer tal estropicio. Antonio M. Carmona se salvó por los pelos al carecer de candidato aceptable, aunque caería más adelante.

Sánchez utilizó su poder para dar un golpe de estado de Madrid y pasarse la democracia y las preferencias de la militancia por el forro del sombrero. Con esta actuación mandó un recado claro, aunque equivocado a mi modo de ver, sobre quién era el detentador del poder en el PSOE. Los jefes/dirigentes inseguros siempre recurren a este tipo de decisiones autoritarias para refrendarse frente al grupo. En la sociología de los grupos pequeños se ha estudiado en los clanes mafiosos, sectas y pandillas callejeras, cómo aquellos que carecen de auctoritas (por su saber, personalidad, actuaciones destacadas...) recurren a la crueldad y la violencia como punto de inicio de su poder en el grupo. Algunos solo recurren a una vez y otros, siguiendo el ejemplo de los homínidos (vean El nacimiento del Planeta de los simios para observar lo que estoy explicando), hacen de la potestas la base de su mandato.

Las elecciones pasaron y el batacazo fue tremendo. En muchas grandes ciudades se pasó a tercera o cuarta fuerza, pero la proporcionalidad sirvió para salvar la cara mediante acuerdos. Curiosamente aquellos barones que sí tienen auctoritas en sus territorios fueron los mejor parados (Extremadura, Aragón, Asturias, Castilla La Mancha...), pero el golpe fue terrible. La diosa fortuna quiso que, más preocupados por sus acuerdos, las baronías no criticasen en exceso a Sánchez en el comité federal. Hubo algún aviso por parte de Madina (considerado un renconroso), de lo que quedaba de IS y poco más. Esto lo interpretó Sánchez como una victoria de sus tesis y su modo de obrar y decidió convocar primarias para candidato a La Moncloa, sabiendo que nadie podría presentarse en su contra (Susana Díaz estaba a punto de dar a luz). No hubo candidatura alternativa y nadie pudo votar (es lo que tienen las primarias centralistas, oligárquicas y plebiscitarias). Comenzaba la disputa por ganar la elecciones.

Movimiento III: Adagio.

Las elecciones de diciembre de 2015 se presentaban como el momento cumbre o el camino al fracaso de Pedro Sánchez. Ya iba mostrando su prepotencia al hacer la campaña donde obviaba, bastante, a las baronías y centraba todo en su persona. Hubo jaleo al trastocar las listas a su antojo, en especial (¡qué fijación!) en Madrid, donde colocó a Irene Lozano (ex UPyD), la cual había insultado gravemente en el pasado reciente a los socialistas; a Zaida Cantera (ex-comandante de las FAS) y que se ha mostrado como una currante; y humilló a Madina al colocarle en una posición muy atrasada. Pero es que además, si se descuida un poco no pone a ningún candidato del propio partido madrileño. Esto no gustó en el seno del partido, pero por disciplina (mal entendida) se tragó. Y eso que numerosos barones y personas afines a Sánchez le insistieron en que no hiciese sangre a un compañero, bien visto en la sociedad, como Madina. Pero no hizo caso a nadie, pese a haber obtenido el apoyo Madina del 80% de las agrupaciones madrileñas. Quería evitar a un contrincante en el propio grupo parlamentario por si iban mal las cosas. Típico de las personas autoritarias, rodearse de los fieles e incapaces.

Su campaña fue un desastre postulándose como el "hombre del verdadero cambio" frente a Rivera e Iglesias y como el honrado frente a Rajoy. Dijo reiteradamente que no pactaría ni con el PP, ni con populistas, ni con aquellos que querían dividir España. Por favor, recuerden estas promesas. No ganó ninguno de los dos debates. En el debate a cuatro se quedó pálido cuando le insistieron que explicase su modelo federal y no supo, algo que también preguntó Rajoy días después en el debate a dos. Durante toda la campaña se le vio ir a remolque del PP y de Podemos y con un gesto adusto y de cabreo permanente. Un desastre de campaña.

Llegó el día de las votaciones y el PSOE bajó hasta los 90 diputados y perdiendo casi un 10% del voto. Siendo esto malo para un partido de gobierno como es el PSOE, a Sánchez no se le ocurrió otra cosa que manifestar la misma noche electoral que se estaba ante unos resultados históricos. Y no por malos precisamente sino todo lo contrario. Pero en su cabeza ya estaba desdecirse de lo dicho en campaña y mandar sus promesas al garete traicionando al electorado socialista. Ya pensaba en gobernar junto al PP naranja y esperando el apoyo de los "populistas". Y para ello no se le ocurrió otra cosa que pedir carta blanca al partido con el único fin de llegar al gobierno. Ahora no se recordará por la vorágine de las fiestas navideñas, pero así fue.

Le daba igual haber obtenido los peores resultados de la democracia, haber caído a cuarta fuerza en Madrid (su propia papeleta), él se sentía triunfante porque la suma de todos contra Rajoy daba y pedía carta blanca. Luego se vería que esa suma no daba realmente. Solo le quedaba salvar la cara ante el Comité Federal, que se intuía iba a ser muy crítico y le podría pedir la cabeza. Al pedir la carta blanca hizo que las baronías le dijesen que no todo valía para ser presidente del gobierno. Por ese motivo convocó el viernes al consejo territorial y negoció una serie de líneas rojas con los dirigentes territoriales. Ni con PP, ni con independentistas. Al fin y al cabo casi lo que se había prometido al electorado. Por lo que los barones salieron contentos de la reunión y aprobaron el día siguiente el documento. Así pues fue él quien estableció las líneas rojas que tanto ha cacareado. El ansia viva por ser presidente del gobierno le podía.

Como recordarán, una vez el cobarde Rajoy declinó la investidura, Sánchez aceptó probar fortuna... para ir corriendo a los brazos de aquellos con los que más a gusto se encuentra, Ciudadanos (el PP naranja, el centro liberal, o el calificativo que deseen). Negoció en menos de una semana 250 propuestas que tuvieron críticas en el seno del partido. Recuerden los nombres para más adelante. Susana Díaz, Javier Fernández, Eduardo Madina e IS no estaban de acuerdo con gran parte de los puntos alcanzados. Y como veía que le podrían tumbar el acuerdo en el Comité Federal, sacó el plebiscito de la militancia para escapar. Otra vez utilizando a los de abajo en su pelea oligárquica. Evitó el debate (algo muy de su gusto porque no da para más) y realizó una pregunta oscura, incidiendo en que había que apoyarla porque le daría el gobierno al PSOE y a él. La disciplina volvió a actuar y sacó adelante la propuesta con un 80% del 50% de la militancia. Por vez primera dijo "o yo, o el caos".

El debate de investidura le pasó por encima como un panzer alemán y quedó malparado frente a sus otros contendientes. Rajoy le barrió. Rivera defendió mejor que Sánchez la investidura. E Iglesias le sacó de sus casillas pero sin capacidad de reacción. Cuando le achacó la cal viva Sánchez ni defendió al partido, ni a González. Eso olió a cuerno quemado dentro de la militancia (porque esas cosas duelen) y tuvo que salir al siguiente día a pedir perdón.

Para las siguientes elecciones volvió a demostrar su cariz democrático convocando primarias un sábado para entregar avales al viernes siguiente. Ni el aparato del partido casi pudo lograrlas. Según me han contado se validaron las duplicadas en papel y electrónicas, y aumentó el voto electrónico extrañamente los dos últimos días para obtener las 15.000 necesarias. En vez de aceptar, por la premura de tiempo, una confirmación de su candidatura, por la excepcionalidad del caso, del Comité Federal, el cual le podría haber dicho que no, utilizó un mecanismo democrático pero saltándose las reglas del juego. Vamos todo muy autoritario.

Movimiento IV: Vivace ad libitum.

Se celebraron las elecciones del 26-J con el resultado que todos conocen. Otra bajada del PSOE hasta los 85 escaños. Las cuentas en el hemiciclo seguían sin salir, pero el discurso de Sánchez esa noche fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de muchas y muchos en el PSOE. Su alegría se concretaba en que seguían siendo la fuerza más grande "de la oposición", que habían vencido ¡a las encuestas! y para más inri apareció con toda su tropa de fieles para un discurso sin ningún atisbo de autocrítica. hasta en Podemos habían admitido la derrota y el golpe que suponía. Pero el señor Sánchez nos mostraba una realidad paralela.

Insistía en la posibilidad de un gobierno del cambio, pero si antes no había sido posible un acuerdo C's-PSOE-Podemos ¿por qué iba a ser posible ahora? Tres posibilidades cabían para Sánchez: abstención pactada y draconiana; hacerse fuerte en el bunker de Ferraz; o dimitir. Eligió la segunda esperando forzar la situación y conseguir un acuerdo de gobierno. Pero ante todo, quería ver perder a Rajoy una sesión de investidura para no quedar él como el único en la historia que había pasado por ese trance. Su ego por encima de todo.

En el Comité Federal posterior, las baronías y los representantes de la militancia esperaban algún gesto por parte de Sánchez, bien mediante la apertura del debate, bien mediante una dimisión. Todo lo contrario, expuso en su discurso (que hasta en la sal de prensa sorprendió a mal) la posibilidad de gobernar y marcar una época de cambio y regeneración (recordemos que el PP tiene mayoría en el Senado y bloquearía cualquier cambio constitucional), que las cosas no habían salido tan mal porque seguían siendo segunda fuerza y que el PSOE estaba ante una oportunidad histórica. Ni un solo párrafo a la derrota, la asunción de responsabilidades, o una propuesta real de futuro. Él en su mundo.

Las críticas vinieron de todos los sectores, menos sus corifeos. Le pidieron reflexionar y abrir un debate otro día para ver qué se hacía. Pero no quiso escuchar a las baronías y, para dejarles contentos, les dijo que él respetaría las líneas rojas fijadas en Comité Federal del 28 de diciembre. Emiliano García Page salió pálido (literalmente) y el resto de críticos ponían unas caras de no entender nada. Sánchez se bunkerizó en Ferraz y puso en marcha la táctica de autolegitimarse, de radicalización del discurso y de ataque a los dirigentes regionales. Porque al igual que me llegó a mi la información, le debió llegar a él que los críticos iban a destituirle al primer Comité Federal que convocase.

Se fue un mes de vacaciones pero antes engañó a propios y extraños. Les prometió que votaría no en la primera investidura pero que se abstendría en la segunda con condiciones. Se lo dijo a Mariano Rajoy, a Felipe González, a Albert Rivera y a algunos dirigentes regionales. Por ese motivo estuvieron callados hasta que vieron que en la segunda votación el No era repetido.

En ese momento Fernández Vara, que se sentía engañado, pidió abrir el debate en el Comité Federal. Sánchez que sabía que se lo podrían cargar, prefirió esperar hasta después de las Gallegas y Vascas, pero lanzando ataques durísimos a Vara por medio de terceras personas. Este estalló y salieron todos los dirigentes a defenderle, como era de esperar. Ya había obtenido excusas perfectas Sánchez para mantenerse en el poder, pasase lo que pasase en las elecciones. Las cuales fueron otra derrota. Eso sí, antes de las elecciones, el jueves anterior a la votación para ser más concretos, César Luena filtró que ya había una acuerdo con Podemos y los catalanes para investir a Sánchez como presidente. Un bulo que fue rápidamente desmontado por los periodistas que cubren la información del PSOE. Porque fueron tan estúpidos que pasaron el bulo a quien no debían.

Pasadas las elecciones, Sánchez no solo no dimitió sino que intentó dar un autogolpe de estado en el PSOE. Tras llamar sulbalternos a los dirigentes regionales (escuchen su rueda de prensa del lunes) quitándoles toda legitimidad, convocó, nuevamente, unas primarias exprés (a realizar en menos de un mes) y un congreso ad hoc a su causa. Esgrimió que él estaba legitimado por la militancia y que para abrir el debate, nada mejor que lo debatiesen quienes le legitimaban a él. Yo, yo, yo, yo... egocentrismo puro y duro. Los críticos reaccionaron y ya saben todos lo que ha pasado. Bronca, bochorno, peleas, puñaladas y dimisión de Pedro Sánchez. El viernes antes de la bronca, cabe recordar, que Luena y Óscar López estuvieron llamando por teléfono a los miembros del Comité Federal para saber con cuántos soldados contaban. Al ver que eran insuficientes, decidieron que Sánchez diese una rueda de prensa exprés y de forma maniquea volviese al "Yo o el caos". Esta vez ganó el caos.

Coda.

Con el relato cronológico, matizado cuando era preciso, pretendo, primero, contextualizar la actuación de Sánchez; segundo, ver que las bases han importado poco en este período; y, tercero, observar que las legitimidades y las culpas están repartidas entre todos. Sin duda Sánchez y sus corifeos son los mayores culpables por enrocarse, bunkerizarse y fisurar como nunca al partido por un anhelo personal. Pero las baronías no quedan exentas de culpa por no haber actuado antes y no haber sido claros. Aquí van algunas conclusiones.

1.) Pedro Sánchez entiende que su legitimidad de las bases (recordemos que solo le voto el 33% real de la militancia) es una carta banca para actuar. Según su punto de vista, puramente bonapartista, la unión de su persona y la masa le legitima para actuar a su libre albedrío hasta el siguiente congreso. Y si tiene dudas, con realizar una consulta sin debate y sin oposición, y de modo plebiscitario (o me hacéis caso o me voy), es suficiente para ser democrático. Como él mismo afirmó el lunes 26 de septiembre, el partido debe, después de las primarias, estar unido y ser totalmente fiel a su secretario general. Esto es, una vez elegido no hay contrapoder democrático a su voluntad. Y lo increíble es que hay personas que, bajo el febril entusiasmo para-democrático, le compra el cuento. ¡¡Pero si os está vendiendo una dictadura unipersonal!!

2.) Sánchez y sus corifeos manifestaban que, puesto que él había sido por la militancia, debía ser la militancia la que le quitase. Esto es hacer trampas en el solitario porque en los estatutos no hay ninguna regla que dictamine cómo hacer eso. Y claro, mediante primarias es engañar porque no es que te quiten, sino que confían en otra persona que no eres tú. Y si no hubiese habido la obligación de convocar congreso ¿durante cuatro años qué primarias o mecanismo podría utilizar la militancia para quitarle? Ninguno. Pero es más. Salvo en las primarias donde fue elegido secretario general, las demás han sido subvirtiendo el propio reglamento de primarias e imposibilitando la presentación de alternativas. Están diseñadas de tal forma que o bien eres parte de la oligarquía del partido, o bien no te puedes presentar. Realmente, con esta defensa de las bases ¿dónde quedan las bases? En su casa esperando a que las llamen a votar cada cuatro años. Eso no es democracia participativa sino bonapartismo.

3.) Si Sánchez tiene una legitimidad de origen, que no de acto cuidado, las baronías tienen la misma legitimidad que él. Todos han ganado elecciones primarias y/o congresos para ser lo que son. Es más, muchos de ellos tienen la legitimidad de acto porque han ganado elecciones y él no. Así que tan legitimados para hablar y actuar dentro del partido están.

4.) El Comité Federal es el Parlamento de los socialistas elegido en el Congreso Federal por los militantes allí representados y por los Congresos Regionales de la misma forma y manera. No les han votado unos señores que pasaban por allí, ni el Ibex35, sino militantes. Y como Parlamento tiene el poder de contrapeso a las decisiones de la Ejecutiva y el secretario general. La división de poderes, ese producto tan necesario y que se reclama para el Estado como democrático, parece que no lo es tanto dentro del PSOE según los sanchistas. Lo que es sospechoso de poco democrático pues desligitiman al poder legislativo socialista.

5.) La democracia y las opiniones de las bases poco le han importado a Sánchez, como hemos visto, durante este período. Vimos como las opiniones de los militantes de Madrid fueron disueltas, o las de La Rioja, o las purgas de listas. Sánchez ha hecho y deshecho a su antojo cuando ha querido, teniendo un comportamiento más autoritario que democrático.

6.) Los barones son culpables de no haber sido claros por no parecer los malos (lo han acabado pareciendo) y pensar más en ellos que en el partido. Si querían una abstención, por cuestiones financieras de sus comunidades autónomas y ayuntamientos, tendrían que haberlo dicho así de claro. Una postura racional puede ser perfectamente comprensible para la militancia y la ciudadanía, aunque no la compartan. Si explican que se pueden perder, con dato, inversiones, proyectos sociales, etc., el común posiblemente se resigne. Pero han hurtado ese debate claro y conciso. Es más, ellos no abrieron la posibilidad del debate cediendo a los deseos de Sánchez. Con un tercio de los miembros podían haber convocado un Comité extraordinario para eso. Es cierto que Sánchez les engañó regalándoles los oídos, pero que hubiesen sido valientes. Así se habrían ahorrado este espectáculo lamentable.

7.) Sánchez ha jugado con la ilusión y esperanza de la militancia y la ciudadanía de izquierdas, al insinuar unos acuerdo que nunca ha tenido cerca de la mano. Si él hubiese querido, lo hubiese cerrado en la anterior legislatura. O lo hubiese cerrado en julio y haber esperado a la investidura para anunciarlo. Pero no, todo era mentira y juegos de manos para engañar a buenas gentes que confiaban en él. Aunque radicalice sus palabras, él es el verdadero representante de la derecha del partido socialista y del Ibex35. Recuerden que proviene de los balbases (los del tamayazo) y de la cuadra de Pepe Blanco. ha utilizado el No es No para ganarse de manera torticera a la militancia. Pero le ha salido mal.

8.) Tampoco los barones tienen unos ánimos democráticos mayores. Están deseoso de acabar con las primarias para las secretarías generales (invento de Rubalcaba e imposición de Madina) y que todo se resuelva en los Congresos. Porque allí se cuentan soldados y se pueden comprar voluntades con mayor facilidad. Y, además, su modelo de partido es completamente feudal y de vasallaje. Quieren unas federaciones fuertes, rendidas al señor de turno y un partido con un primus inter pares de secretario general. Un igual al que dirigir si hace falta.

9.) Si el debate ahora en el PSOE es debatir entre el bonapartismo del secretario general y el feudalismo de los barones, lo mejor que se puede hacer es cerrar el chiringuito o volver a los antiguos estatutos pre-Zapatitos. No había primarias, pero mandatabas a unos delegados, podías presentar listas alternativas a todo y para todo y, curioso, podías presentar una alternativa al secretario general sin avales, solo con el expreso deseo. No solo están acabando con la ideología socialista, sino que están masacrando la esencia del propio partido por personalismos. Además de personas que, en su mayor parte, no han trabajado fuera del partido y sus alrededores. Sospechen de primarias y demás elementos oligárquicos que vengan a imponerles. Por magnitud no hay posibilidad de democracia directa con debate y diálogo. 

PS. Verán que pongo una foto reciente al principio y otra más antigua al final. En la actual solo hay personas que viven de la política, en la segunda hay políticos. Y en ambas ocasiones había una gran crisis en el partido.