viernes, 24 de junio de 2016

El Imperio Británico se va de la UE



Y ganó el Brexit en el referéndum llevado a cabo en Gran bretaña. Y se dispararon las alarmas y los análisis a vuelapié. Lo que más me ha sorprendido de todo lo que he podido ir escuchando durante la mañana es la falta de análisis de las causas profundas y los vaticinios catastrofistas de la parte económica. Ni unos ni otros creo que aciertan. Veámoslo por partes.

En términos económicos la salida de la Unión Europea de Gran Bretaña supone un riesgo para los británicos. Primero porque muchas empresas que tenían su sede europea allí se desplazarán a otros lugares de la UE. Y segundo porque el peso financiero que tenía la capital británica posiblemente decline. Si los ingleses, que no británicos, han decidido irse por propia voluntad que les vaya bonito. Ya lo pagarán seguramente. En la UE se reforzarán las inversiones continentales seguramente. La inestabilidad actual, que se verá a corto y medio, es fruto del proceso de reajuste. Los británicos no han entendido que el 75% de los movimientos de productos, servicios y finanzas en Europa se producen dentro de la UE, así que los continentales seguiremos a lo nuestro. Por tanto, miedo económico no. 

En términos políticos se habla de victoria del populismo, del racismo o demás peligros. Los que atizan con el populismo ven el peligro por Le Pen o Podemos. Más bien Podemos en España. Es común utilizar sucesos exteriores para justificar ataques o medidas interiores, pero poco o nada tiene que ver el populismo con lo que ha sucedido en el Reino Unido. Es algo más profundo. Ni Le Pen ni Iglesias, como dirigentes populistas, se expresan de igual manera que Boris Johnson. El populismo lo que pretende, principalmente, es crear una nueva cultura política y una nueva sociedad. Y Johnson más bien parece querer volver al siglo XIX. De momento lo dejo aquí.

Otros, por el lado izquierda, hablan que todos esto es culpa del austericidio de la Unión Europea. En Gran bretaña poco austericidio han tenido y pocas intervenciones de bancos y demás. Por tanto, el argumento cae por su propio peso en sí. Y la falta de oportunidades de los jóvenes británicos (con salarios bajos dicen algunos trasladando la situación española a otro sitio imaginario) tiene más que ver con medidas que se tomaron en los años ochenta y la existencia de la Commonwealth que con las políticas de la UE. Es más, la pertenencia a la UE suponía un escape a la realización profesional de muchos de ellos. Argumento falso.

Han atizado el racismo para salir de la UE como los populismos de derechas y fascistas. Juro que esto lo he escuchado y leído. El partido Conservador británico lleva atacando a los inmigrantes desde su fundación. Son Tories en parte por esto. La rama Whigh o liberal que se incorporó al partido a finales del XIX es más permisiva, pero poco más eh! No hay un racismo inherente en el partido, existe en la propia sociedad británica. Y quien haya vivido o estado en Gran Bretaña sabe que en el fondo de su pensamiento son así. Algunos y algunas por suerte evolucionaron, pero quedan muchas personas que tienen ese poso. 

En un libro editado hace muchos años True Blues (Paul Whiteley, Patrick Seys y Jeremy Richardson), los autores nos enseñan que existe una amplia facción en ese partido, que ellos califican de Tradicionalista, a la que hoy representa Boris Johnson. Siempre han defendido la repatriación de inmigrantes, la no integración europea, la no solidaridad con otros países, etc. (p. 133). Por tanto no se de que se asombran. Pero ese racismo latente no es la principal causa de su salida. Es más ese rechazo al otro tiene una gran raíz en la verdadera causa primigenia.

La salida de Gran Bretaña de la Unión Europea está vinculada al pensamiento Imperial del país. Por ese motivo, ni Irlanda, ni Escocia han votado a favor de ella. El sentido imperial tiene gran poso en los ingleses (no en todos los británicos), como el nacer de la cultura occidental lo tiene entre los griegos, por ejemplo. Parte de su conciencia colectiva se funda en ello (otra parte, la del origen, en las leyendas artúricas). No son racistas porque nieguen al otro en sí, sino porque, sin negar su humanidad, lo ven como un ser inferior frente al imperio que ellos representan. 

Esta creencia imperial, que se puede observar en toda la pompa y circunstancia que les rodea siempre, es la que provoca que hayan decidido irse de la UE. Europa continental, como adversario siempre, les ha estado negando su propio destino histórico. Ellos tienen su Commonwealth donde son los primeros. No los iguales (los iguales son sus pares que están en la cámara de los Lores), sino los primeros y más influyentes. Estar en la UE supone, en la mente de estas personas, estar ahogados por unas normas que no son las suyas. Ellos no necesitan un Bill of rights o una Constitución, solo con su Tradición les basta. Ellos son la cabeza del Imperio y no tienen porqué claudicar ni tratar a nadie como un igual.

No hay populismo en ello. No quieren una nueva cultura que supere dialécticamente a la existente. Ellos ya tienen su cultura que entienden superior. Para mercadear ya sacarán sus ideas librecambistas, como hicieron a finales del siglo 18 y durante el 19. Y si no, ya tienen a su hermano pequeño (Estados Unidos) y sus colonias para ello. Se sienten europeos en tanto en cuanto parte del continente euroasiático. Pero siempre, desde el rey Arturo al menos, ellos son diferentes a los continentales. Ni su filosofía, ni su derecho, ni su mentalidad ha ido pareja a la de aquellos que vivían allende los mares.

Exacto, no solo son un Imperio sino que, además, son una isla en el Atlántico y el mar del norte. No son iguales en modo algunos a los burócratas de Bruselas, ni a los cabeza cuadradas de Berlín, ni a los sofisticados de París, ni a los toreros vagos de Madrid. Ellos son superiores por Imperio, cultura y tradición. No busquen en cosas raras la salida. La historia y la antropología política ya nos muestran los porqués. El discurso de la opinión publicada (no la doxa griega que es lo que yo he mostrado) es una justificación in externis.