sábado, 14 de mayo de 2016

26-J: FILÓSOFOS Y SOFISTAS EN CAMPAÑA



Desde la prensa conservadora (y en parte la no conservadora) se está comenzando a hablar de la campaña en términos dicotómicos: derecha-izquierda. Se pasó de lo nuevo-viejo a algo más tradicional. En parte porque desde el PP quieren dar la impresión de que estos cuatro meses han sido de oposición (como si no fuese el presidente plasmagórico en funciones Rajoy), en parte porque lo nuevo-viejo ni tenía más recorrido ni los partidos poseen más cartas escondidas. Puede haber una derecha vieja y otra nueva, pero son derechas, y una izquierda vieja y otra nueva, pero izquierdas en el imaginario colectivo de la población española. Esta polarización incluso es aceptada por PP y Podemos pues se observan ellos mismos como los núcleos vertebradores de ambas partes del espectro. Desde una posición liberal-conservadora hegemónica el PP y desde una posición contrahegemónica Podemos. Y si analizamos lo que ambos representan y el discurso/relato que sobre la sociedad expresan, esa distribución antagonista nos lleva a presentar la campaña en términos de sofistas y filósofos.

Ambos términos los utilizo con su sentido primigenio y su carga peyorativa (en el caso de los sofistas) y con su significado metafórico (en el caso de los filósofos). El término sofista, cuando no lleva carga peyorativa, significa experto, técnico o especialista y en este sentido lo quiero utilizar. Y cuando no lo haga lo indicaré entrecomillado. En ese momento haré referencia a lo erístico, lo disputador, a la búsqueda del éxito momentáneo, o a la demagogia pero nunca a la formación de un corpus ideológico. Estoy por tanto utilizando, en la negatividad, los mismos argumentos que Sócrates o Platón. Para calificar a los sofistas podría haber utilizado el término doxósofo (técnico de la opinión que se cree sabio) y que tanto utiliza Pierre Bourdieu tomándolo de Platón, pero realmente en cualquiera de los bandos existen doxósofos y está más enfocado a los opinólogos o los gurús de encuestas. Por su parte, casi siempre hablaré de los filósofos en su significado más amplio y casi metafórico. Como aquel que cuestiona la realidad, la doxa y genera una verdad o la defiende desde el saber. No sigo la versión platónica-socrática de renuncia a las pasiones del cuerpo y el cultivo del alma, sino que me dejo guiar más por la marxista de filósofos actores y no solo pensadores.

Si analizamos los discursos de los partidos principales observamos que el PP defiende su "verdad", esto es, la defensa de la democracia liberal representativa y el capitalismo. A lo que añaden, como han hecho todos los liberales del orbe, el sentido nacionalista. Es la defensa de la coalición dominante asumiendo todo ese corpus ideológico hegemónico como la única verdad posible, frente a la que además no hay alternativa alguna. Frente a esta (o con esta) posición se encuentran los sofistas C's y PSOE, los cuales introducen y defienden modificaciones técnicas de esa verdad. En el caso de C's lo que pretenden acentuar son los rasgos del liberalismo y del capitalismo más radical. Y en el caso de PSOE es imponer cuestiones técnicas que limen las aristas más brutales de la posición hegemónica. Digamos que pretende generar placer y felicidad para la mayor parte de la ciudadanía y evitar en lo posible el dolor en una posición utilitarista. Ser más sociales pero sin cuestionar esa verdad inamovible de nación y capitalismo. El frente contrahegemónico estaría en manos de Podemos (e IU y diversos partidos regionalistas), partido que construye un nuevo pueblo (o país como suelen utilizar), estableciendo de esta manera una lucha antagónica con la hegemonía existente y con la pretensión de relevarla por su propia verdad.

Cuando Rajoy critica el adanismo y el extremismo de Podemos, estableciendo una antagonismo dicotómico, no es por el peligro al frente rojo en el sentido demagógico, como sí hacen los partidos "sofistas", sino porque tiene claro que él, como filósofo, está defendiendo un orden hegemónico frente a los hacedores del orden alternativo. Así no sorprenden declaraciones suyas en las que ve a Podemos como "la disolución de todo lo bueno que tenemos". En este caso está defendiendo su verdad hegemónica. Mientras, C's y PSOE se dedican a los técnico y a lo disputador, al intento de obtener el éxito momentáneo pero sin preocuparse de la "verdad". Desde luego pueden ser mejores técnicos, incorporar a juezas, actores y cómicos e, incluso, ser más guapos y guapas que el PP, pero siempre desde una posición adversarial dentro del bloque en el poder. No son antagónicos al poder establecido. ¿Importa que el Estado español sea más o menos federal? Eso es una cuestión técnica. El PSOE acepta el nacionalismo de patria, como bien se puede escuchar en los discursos de Susana Díaz, igual que hacen PP y C's (con matices más o menos conservadores o liberales), pero no pone en cuestión lo que establece la coalición dominante. C's y PSOE, actualmente, solo viven de la encuesta, del issue o tema de actualidad, de la doxa dominante, no proponen algo diferente, transformador y/o radical. Quieren ser los campeones de la Asamblea, no cambiarla.

Los "sofistas", desde luego, tienen una gran capacidad de calentar a las masas. Unas masas a las que ven con peligro si se desbordan y a las que pretenden guiar por el "camino correcto". Por el contrario los filósofos son la encarnación del pueblo, su pueblo obviamente. Felipe González en 1982 era la viva imagen de España y el PSOE representó esa verdad u orden hegemónico (de hecho se puede decir que lo construyó) hasta 1989 al menos. Por suerte para la coalición dominante el adversario fue el PP de Aznar, que negó la capacidad técnica del PSOE pero asumió perfectamente la representación del pueblo. Fue un cambio de unos filósofos a otros. Y aunque el PP sí acentuó el orden liberal capitalista, a nivel de coalición dominante y verdad todo quedó se mostró inalterable. Cuando Alfonso Guerra hablaba de los descamisados estaba en el camino populista de creación o reforzamiento del pueblo/patria que se construía/se había construido. Porque el populismo, o el momento populista, es simplemente el momento de construcción de un pueblo en un orden concreto. La revolución burguesa que proclamaba González que el PSOE llevaría a cabo en España, por dejación de funciones del sujeto histórico, no fue sino el momento populista de creación del orden hegemónico nuevo frente al franquismo decadente.

Ahora frente a la decadencia o deslegitimación del orden existente, el PP aparece como velador y defensor de régimen actual. Y Podemos como el valedor y constructor del orden nuevo. Mientras C's y PSOE se han quedado en lo técnico puramente. En lo electoral sin más. En el éxito fácil y en el aplauso de las masas, no del pueblo. Esto no supone que los partidos "sofistas" no obtengan un buen resultado , al contrario son apreciados por la doxa y lo pueden obtener, mas no son los centros de la lucha antagónica. Por eso la polarización de la campaña parece decantarse entre PP y Podemos. ¿Esto supone que Podemos será la segunda fuerza electoral? NO. Nada garantiza eso porque están en plena construcción de su pueblo. Pero sí va a obtener mayor beneficio en dos aspectos. Su verdad de nuevo orden va a tener mayor preponderancia durante la campaña en esa lucha dicotómica por la hegemonía. Y, además, va a obtener el calificativo popular de ser la "verdadera alternativa". Esta situación puede provocar adhesiones en votos o, tal vez, no. Mas sus posiciones van a marcar gran parte de la campaña electoral tanto o más que las del PP.

C´s y PSOE van a disputar la fase agonística o adversarial de la campaña, pero nunca la fase hegemónica. Podrán disputar al PP ser los representantes del pueblo (si se diesen cuenta de ello)pero no van a ser la alternativa más allá de la técnica. Este error tiene parte de sus raíces en el acuerdo de investidura y gobierno de Pedro Sánchez y Albert Rivera. Lo que ganaron en iniciativa al PP y a Podemos les va a perjudicar en el proceso de la lucha antagónica. Ni C's es alternativa al PP en términos de representación del pueblo (creo personalmente que ni en lo técnico), ni el PSOE lo es tanto para PP como para Podemos. Cuando Pablo Iglesias dice que el PSOE es una aliado necesario, lo hace entendiendo la política, en esa parte del espectro, de forma agonística. Esto es, entendiendo que el PSOE puede ser una adversario/colaborador en la lucha por construir una posición contrahegemónica, no como un enemigo. De la misma forma observa el PP al PSOE cuando le pide que no se deje arrastrar y pacte con ellos y ellas. Situarse en esa centralidad donde no se es enemigo de nadie y sí adversario, le está negando al PSOE la capacidad representativa que tuvo con Felipe González (y que parece querer recuperar Susana Díaz) en el bloque en el poder y la capacidad de constructor de nuevo en el bloque alternativo. Pero esa centralidad, que suele ser la nada, le deja en lo técnico y la doxa, impidiéndole desarrollar otro tipo de relato afirmante o alternativo.

Por tanto, la próxima campaña, si es que no estamos ya en ella, se va a situar en la lucha antagónica PP-Podemos, en la lucha entre filósofos, dejando a un lado, en las cosas técnicas y la arenga de las masas, a los sofistas. Dos concepciones de pueblo/país son las que van a confrontarse. El rédito electoral a obtener estará equilibrado, pero el cambio de terreno de juego ya se ha producido. El marketing de los "sofistas", al que llevan acostumbrados bastantes años, les proporcionará votos porque ni una verdad se ha ido, ni una nueva ha llegado, pero irán detrás de las otras dos formaciones. Dos formaciones cuyo marketing electoral (aunque filósofos no dejan de utilizarlo) está reforzado por ser los representantes máximos de los dos órdenes antagónicos en lucha. Por eso, estas elecciones, pese a la cercanía del 20-D, van a ser diferentes. Se dilucidarán cuestiones distintas fuera del eje nuevo-viejo de las anteriores. Ahora, obviando las cuestiones técnicas, se va a hablar de alternativas en disputa. También habrá de lo otro, arengas demagógicas, etcétera, pero en base a dos posiciones de hegemonía.