miércoles, 15 de junio de 2016

REFLEXIONES IDEOLÓGICAS SOBRE EL DEBATE



En el post anterior hablé sobre las impresiones que deja el debate a cuatro en el inconsciente de las personas. En ese caso en el mío propio. Casi todas las crónicas posteriores, el llamado postdebate que es tan importante como el debate en sí mismo, hablan de ganadores y perdedores. Se hacen encuestas, trolleadas por los distintos Dircoms de los partidos eso sí, para seguir en el juego antagonista de buenos y malos. Incluso en mi propio post yo me lance, en cierto modo, a ese juego. Pero la perspectiva temporal y el alejarme de lo escrito "en caliente" ayuda a reflexionar sobre aspectos del propio debate que son tan importantes como lo dicho en sí. Mi reflexión actual apunta, por tanto, al relato teórico del propio debate, a lo que se encuentra detrás de los eslóganes y propuestas presentadas; a la ideología o sentimiento ideológico de lo que allí se dijo.

Comenzando por el presidente del gobierno en funciones y plasmagórico, más conocido como el sobresueldos, decir que en materia económica siguió la líneas del liberalismo (de amiguetes), ora dictado desde Berlín, ora dictado desde la cúpula de la CEOE. Las propuestas realizadas están más en consonancia con la apertura total del mercado primando al factor capital frente al factor trabajo. Rajoy es el muñeco político de las grandes empresas de la coalición dominante del bloque en el poder en materia económica. Toda su argumentación se encaminaba a salvaguardar al capitalismo financiero, el cual es quien domina el sistema. Su preocupación por el Brexit británico no era tanto por la quiebra de la unidad de la UE como por las pérdidas financieras que supondrían para el capital español. La íntima red de intereses puramente financieros es la preocupación máxima del Ibex 35. Lo que le ocurra a las PYMES ya se verá, lo principal es salvaguardar las finanzas de unos pocos. Ni una de las propuestas se encaminaban a mejorar las condiciones económicas del factor trabajo, ni de las personas autónomas.

En el plano de la teoría política, que no se puede desligar del factor económico, Rajoy mostró ser un pleno defensor de la posición conservadora. Su defensa de la unidad de España se hizo desde una visión donde la pluralidad es negada rotundamente, Me recordó en algunos pasajes a De Maistre, pero sin capacidad mental, porque mostró un tradicionalismo exacerbado. Como buen conservador (y católico) su visión sociopolítica de España es aquella donde los mejores (ellos) deben gobernar y dominar el sistema. Queda la ciudadanía, entonces, como mera agregación de individuos iguales ante la ley y como mero elemento decorativo al servicio de los intereses de clase. Incluso cometió un error histórico en sus ataques, la Constitución de 1812 no tuvo aplicación real jamás en 1812, por tanto la Inquisición no fue abolida ese año sino en 1834 durante la regencia de María Cristina y el gobierno de Martínez de la Rosa (Napoleón y José I la abolieron también pero legalmente no fue hasta ese año). Pero lo peor no fue el lapsus histórico sino acusar de inquisidor a alguien que pretende que el gobierno deje de controlar el poder judicial. Fortalecer la división de poderes le parece mal al señor Rajoy porque así no podría seguir con su tradicionalismo y su mentalidad de que España es su cortijo privado. Solo ellos (sí utilizo adrede el masculino) están ungidos por dios para gobernar los designios de la triunfal y gran España. El mito de la España imperial sigue presente en sus cabezas. La ley mordaza, que le recordó Iglesias, es solo un instrumento para mantener el orden (su orden) y conseguir la completa subordinación de las mentalidades de los españoles y las españolas a su doctrina.

Pablo Iglesias, bajo un tono moderado y conciso, expuso una serie de recetas económicas que afirmaban su apuesta por el modelo nórdico de gestión económica y fiscal. Lo del catálogo de IKEA se encuentra muy vinculado a su teoría económica y social. Defendió postulados clásicos de la socialdemocracia sueca y/o noruega apoyándose en un crecimiento por el lado de la demanda y con políticas expansivas. Muy keynesiano en suma. Sus propuestas, seguramente, calaron en el ánimo de las personas porque incluían muchos elementos de protección y, cosa que no hicieron los otros tres, propuso un impuesto a las transacciones (aunque no explicó si las comerciales estaban incluidas o no) de capitales. Atacó directamente, de esta forma, a la coalición dominante actual. En mi opinión esto no es suficiente porque deja de lado algunos factores económicos importantes pero, dejando de lado las cifras reales o irreales que ofreció, retomó el discurso ochentero del PSOE (cuando mayor crecimiento productivo se ha tenido en democracia) para actualizarlo y dejar en bragas al propio PSOE.

Donde peor estuvo fue en el terreno de la teoría política o ideología que sustenta su proyecto. En el tema de la pluralidad de España estuvo perfecto a presentar otra forma de gestionar los nacionalismos. Ponerse como ejemplo diciendo que son mayoritarios en Cataluña y Euskadi y afirmar que no hay que tener miedo a la democracia sumó en su favor. Poner en valor la democracia frente al tradicionalismo fue un acierto, mas sigue sin explicar el porqué (no se si por desconocimiento) del referéndum como algo necesario y democrático. Sin embargo, producto de la moderación que está teniendo como primera fuerza de la oposición, perdió el punch o la frescura de su proyecto populista y/o hegemónico. La virtud de Podemos se encontraba ahí precisamente, pero ahora parece haber una confusión teórica que provoca la pérdida de la transversalidad errejoniana en favor de otra cosa o mezcolanza. Eso sí, siguen sin aclarar cómo hacer, en sentido práctico, más democrática la democracia. Pero es lo que tiene aspirar a gobernar un país, que las aristas se van limando.

Albert Rivera no se escondió en el plano económico. Es claramente un liberal clásico para lo bueno y lo malo. Tiene el contenido social de Churchill o Beveridge pero es un claro defensor de una economía de mercado lo más libre posible. Potenciando el factor capital siempre. Van incluso más allá que el PP y se nos muestran como auténticos librecambista para todos los factores productivos. A diferencia del liberalismo económico del partido conservador, Rivera se muestra disconforme con el capitalismo del amiguetes pues es lo contrario al esfuerzo creativo del modelo ideal de empresario.

En el plano de la teoría política no se puede decir mucho salvo la defensa del constitucionalismo y la división de poderes. No existe más teoría en ellos salvo la visión del individuo/empresario. Es paradójico que llamándose Ciudadanos no apuesten por el republicanismo liberal, por un concepto más elevado de ciudadanía o por una defensa del agonismo. No sabemos su posición respecto a la libertad, la igualdad y la justicia social. Y no creo que piensen igual que el PP en este punto, pero no se han definido o no saben definirse. Tal vez tengan demasiados abogados y economistas y pocos técnicos en otras materias.

Pedro Sánchez es el típico producto de la factoría de cuadros débiles del PSOE. Sus propuestas económicas no van más allá de una pequeña expansión del gasto por vía de la demanda pero sin atajar problemas derivados del modelo de producción. Iglesias apostó por un nuevo modelo basado en las fuentes alternativas de energía y Rivera por uno basado en las nuevas tecnologías. Sánchez no expuso nada parecido porque le vale lo mismo ocho que ochenta. Su interés estaba en las políticas sociales (lo que no es malo) o, mejor dicho, en asegurar los servicios sociales, independientemente de quien los ofrezca. Su gran propuesta fue eliminar el copago farmacéutico a los y las pensionistas ¿y el resto de cuestiones que afectan a las demás personas qué? Incluso Rivera fue más explicito en la defensa de la ley de dependencia que él. Aquí radica el gran problema del PSOE de Sánchez y Sevilla, que con fórmulas liberales en lo económico (sin atacar a la coalición dominante) pretenden generar ingresos suficientes para hacer políticas sociales. Y así no se consigue salvo en etapas de sobreabundancia económica. Pero es que, además, se pretende sufragar casi cualquier cosa al albur de la última tontada que se ponga de moda y parezca progre. ¡¡Pero si han dejado en la estacada a la cultura desde hace años!!

En el plano de la teoría política el PSOE se ha instalado en el buenismo. Pedro Sánchez se dice socialdemócrata pero ni su discurso ni su actitud denotan ese marchamo ideológico. ¿Qué libertad defiende? ¿Qué igualdad defiende? ¿Qué fraternidad defiende? ¿Qué aspectos del republicanismo defiende? ¿Qué sociedad futura defiende? Ni él ni nadie por él puede responder a estas preguntas claves porque tienen difícil respuesta. Dijo que el PSOE era el partido de las mujeres como máxima esa noche. Habría que decirle que de parte de las mujeres porque el movimiento queer creo que está con Unidos Podemos. Pero hablaré más adelante del machismo. No vale con catalogarse de socialdemócrata, hay que demostrarlo en lo económico y lo político. Y, por desgracia, las diferencias de fondo no existen con un partido liberal.

De verdad que tenemos unos dirigentes políticos poco leídos. Iglesias tal vez el que más pero solo de una parte del espectro intelectual, lo que le deja cojo. Se queja Sánchez y sus corifeos de que hay una pinza entre Rajoy e Iglesias para polarizar la campaña y no lo creo. Lo que hay son dos posiciones que tienen clara su ideología en términos económicos y políticos. El PSOE y C's fallan en ese sentido, y más en lo político. Si el debate se hubiese definido en términos económicos, sin duda los vencedores por tener la mayor convicción de lo que defendían, hubiesen sido Iglesias y Rivera. Si en términos éticos, se repetirían los vencedores. Si en términos políticos Iglesias y Rajoy. Si en términos internacionales Sánchez y Rivera. Si en términos empresariales Rajoy y Rivera. Si en modelo productivo Iglesias y Rivera. Si en términos globales, Rajoy e Iglesias. Puede gustar o no lo que digan, pero en términos generales demuestran más solvencia general.

Eso sí, los cuatro fallaron en términos feministas. Todos ellos son representantes del patriarcado, del macho alfa. Su lenguaje fue totalmente machista, sin capacidad de utilizar los términos neutros. Sánchez de vez en cuando utiliza ambos géneros, pero en cuanto se sale del guión y los papeles, no es capaz de hablar neutro. Lo más gracioso es que se pusieron a defender el feminismo sin saber qué es. Desde luego el PSOE ha destacado en la defensa de los derechos y la igualdad efectiva, pero Sánchez no lo ha asimilado y se queda en la mera receta. El proyecto hegemónico de Iglesias no hace distinciones porque ataca al núcleo duro del patriarcado. Por tanto, lo femenino queda subsumido en una lucha global. A Rajoy no le vamos a pedir que cambie ya, y más cuando las propias mujeres del PP son felices con el rol que tienen. Y Rivera debería estudiar más como le pasa en lo político.

Como dije en el post de ayer, hubiese sido mejor que debatiesen confrontando sus ideas y teorías que las propuestas en sí. La ciudadanía hubiese sacado más cosas en claro. Si se utiliza la propuesta como ejemplo de la teoría no solo transmites valores sino que capacitas la imaginación del electorado para vislumbrar el futuro. ¡Ah pero para eso hay que tener cabeza y aptitudes! Y parece que esta gente no las tiene. En definitiva, uno esperaba algo más de estos políticos pero acabé aburrido y defraudado. En el caso de Rajoy, Sánchez y Rivera porque parece que no dan para más, y en el caso de Iglesias porque se quedó corto y tímido. Así nos lo ponen difícil para votar. Bueno, siempre queda el PCPE.