viernes, 29 de abril de 2016

Lo que le diría a Pedro Sánchez si estuviese en el Comité Federal



El sábado va a haber un Comité Federal del PSOE y parece que Pedro Sánchez va a conseguir salir con una nueva candidatura bajo el brazo para las próximas elecciones. Sorprende que un partido que años ha tenía un sentido crítico tan acentuado, ahora se encuentre totalmente callado. Por ejemplo, con todo el carisma y autoridad que tenía Felipe González, siempre tuvo personas enfrente capaces de hacerle las críticas necesarias y oportunas. Ahora parece que no hay nadie que quiera hacerlo. Pues, según mi modo de ver las cosas, argumentos hay de sobra para ello. Por eso, si yo fuese miembro del comité federal del PSOE le diría algo parecido a lo que van a poder leer más abajo.

Señor Sánchez bajo su mandato como secretario general del PSOE se han producido los peores resultados electorales desde que la democracia se instauró en 1978. Las elecciones autonómicas y locales de 2015 arrojaron el menor número de votos y concejalías de la historia electoral contemporánea. Parece haberse salvado la cara porque hemos logrado que compañeros y compañeras han obtenido, con ayuda de otros, alcaldías y presidencias autonómicas. Pero en la gran mayoría de las ciudades y pueblos de España nuestra presencia disminuyó hasta cotas alarmantes. Fue un fracaso en toda regla para el que no se quisieron poner parches y sí autoritarismo. En lugar de analizar los porqués de manera seria, se impuso la regla del miedo, la anatemización y la purga. Madrid marcó el camino de una política interna de conflicto y no de colaboración.

Y como no se quiso entender la realidad de los malos resultados, fuimos a unas elecciones generales con algunas buenas medidas que no estaban asimiladas por la dirigencia del partido. Se contrató (vamos una externalización en toda regla) lo que se podía encontrar dentro. ¿Para qué contar con personas exteriores al hacer el programa electoral? ¿Acaso no están los compañeros y compañeras participando en movimientos sociales? ¿No tenemos dentro expertos y expertas en la gran mayoría de las materias? Estoy convencido de que ni ustedes conocen el capital humano que encierra el PSOE. Y no lo saben porque no quieren y, mucho me temo, no tienen capacidad de verlo. Con todo y con eso no eran malas las propuestas, pero se presentaron en una campaña pobre y mal diseñada. Y digo pobre no por escasez de recursos materiales, sino humanos y de relato. Básicamente fue una campaña de Pedro, por Pedro y para Pedro. Con algún añadido de vez en cuando y con un lenguaje de mantra budista que no podía ofrecer más resultado que molestar por la vacuidad del mismo. Los mantras sin duda son inspiradores si se ha asimilado la filosofía general, no por el mantra en sí. Y luego la campaña en sí, con su escenografía general y con miedo, parecía diseñada por nuestros enemigos. La agencia contratada o los supuestos gurús sabrán mucho de benchmarking, SEO, SEM y demás, pero de política ni idea. Los patrones psicológicos que se siguen en política, por mucho que les quieran vender, no son iguales a los de las compras, por suerte. Existe un componente emocional e histórico que se encuentra incorporado a nuestro background neurológico que fue descartado. Por este motivo, entre otros, las capas ilustradas nos han abandonado. Porque ustedes les hablan como si fuesen espectadores de Mujeres, Hombres y Viceversa o Sálvame, no como ciudadanos adultos. Los cuales conforman el sujeto histórico del socialismo patrio, por cierto.

Como se vio, llegaron las elecciones y el batacazo fue de los grandes. Obteniendo incluso menos votos que en las elecciones locales y autonómicas. ¿Qué pudo suceder en tan corto espacio de tiempo? Un mal cartel electoral. Sí usted puede ser guapo pero con eso no basta. Listas hechas al antojo con amigas y amigos (y algún enemigo). Un discurso sagastista. Ya podía haber elegido a Lerroux que era un poco más populista. Y unas cincuenta cosas más que le podría decir pero me ocuparían toda la mañana.

El caso es que los resultados fueron nefastos pero la Fortuna le sonrió por una vez, dándole margen para una posibilidad de gobierno de izquierdas. Lo lógico es que usted hubiese sido cesado, porque el verbo dimitir parece que no se encuentra en su capacidad lingüística o práctica, pero se salvó en el último minuto pegándose un tiro en el pie. Negoció con miedo una propuesta para el comité federal del 28 de diciembre de 2015 que, prácticamente, le iba a impedir cualquier acuerdo lógico y racional. Por no tener valentía para enfrentarse a las baronías solo ganó tiempo antes de ir al patíbulo. Donde por cierto acabará. Ese 28 de diciembre, usted se puso el gorro frigio de rojeras de no pactar con el PP, pero le impusieron el cilicio de los independentistas por activa y por pasiva. Y sin vaselina ni otras medidas cauterizantes. Por tanto, lo que viniese después no sería culpa del empedrado sino solo suya.

Aceptó el reto de intentar formar gobierno pero fracasó. En solo dos o tres jornadas ya había cerrado un acuerdo con el representante más salvaje del liberalismo capitalista de España, presentando un proyecto liberal y dañino para las personas, que no para las empresas. Bien es cierto que no pactó con el PP azul del sobresueldos, pero acabó pactando con celeridad con el PP naranja. Fue a una investidura y la perdió. En ese momento debería haberse marchado, no tanto por haber perdido dos votaciones como por haber dañado gravemente su figura política. El discurso de investidura fue pésimo, carente de ideología socialista y centrado en el acuerdo malo. Claro que escribiéndole el discurso un guionista de Cuéntame no me extraña. Ahí se demostró que ni había discurso, ni había animal político, tan solo un apparatachik. Pero es que, además, fue a peor quedándose sin palabras para defender a un compañero que fue presidente o al partido. Como no lo tenía escrito en el guión... O sea que ni encajador parece ser usted. Se le comieron parlamentariamente hablando todos y todas las que intervinieron. Y no es que esperásemos de usted un dechado de virtudes, pero al menos que sí se supiese manejar con el lenguaje económico. Ni eso.

No quiso dimitir y se pasó dos semanas de postureo y de la "culpa es de los demás". Y justo cuando tiene al prepotente de Iglesias de rodillas para formar un gobierno de izquierdas, va usted y lo rechaza por no querer cambiar de novia. ¿Nos puede explicar, porque no lo entendemos, la fijación que tiene por lo naranja? ¿Hay algún fetichismo oculto en ello? ¿Se ha enamorado de Rivera? Porque por mucho que lo pensemos y le demos vueltas, no encontramos muchos y muchas una razón lógica a ese comportamiento. Y no me diga que fue porque usted estaba respetando el acuerdo del comité federal. No sería el primer secretario general que se salta uno y nadie le hubiese reprochado nada si hubiese aparecido aquí, hoy, como presidente del gobierno con el apoyo pasivo de los nacionalistas. La esperanza que enterró entre la ciudadanía de izquierdas, no crea, la va a acabar pagando. Y antes de lo que se piensa. ¿Pero si es que además uno de los intervinientes del acuerdo, Juan Carlos Girauta, se permitió escribir un libro difamatorio contra el propio PSOE, joder!. ¡Si es que le da gasolina a los pirómanos!.

Así pues, se nos presenta aquí con un doble fracaso bajo el brazo. Una constante pérdida de votos y confianza de la ciudadanía y una manifiesta incapacidad para formar gobierno, cuando podía. Así que no le eche la culpa a los demás como ha hecho en su discurso de apertura. La culpa es suya y de su equipo. Y, por lo tanto, debería dimitir y dejar paso a otra persona que, al menos en este breve espacio de tiempo, sepa mantener la dignidad de lo que significa ser del PSOE y de izquierdas.

Se que no lo va a hacer y por ello le voy a explicar que no existe ningún porqué lógico y racional para esa actitud que está manteniendo. Los indicadores electorales, primero, no muestran un claro repunte del PSOE. Entonces nada indica que, de repetir cartel y listas, el partido haya sacado un rédito al esfuerzo de acordar con el PP naranja o de estos cuatro meses de impasse. Segundo, tanto a derecha como a izquierda usted ha quedado como el culpable de no haber logrado un acuerdo de gobierno. Por la derecha por no votar en favor de una gran coalición. De ahí poco se podrá rascar. Y por la izquierda por haber corrido a abrazarse a Rivera y no separarse de él para firmar un acuerdo para la formación de un gobierno de izquierdas. Sí, ya le veo poner caras y me querrá decir que han sido ellos los que no lo han querido. Pero no me venda la moto porque antes de que se pronunciasen los representantes de Podemos, Antonio Hernando ya estaba diciendo en Espejo Público que o se incluía a C's o nada. Pues resultó ser nada. Y la segunda vez querían gobernar solos y con un cheque en blanco por dos años. ¿Si se lo ofreciesen a usted lo aceptaría? No creo. Y además siguieron insistiendo en que el PP naranja debía entrar en ese acuerdo de gobierno. Así que parece que a Rivera le acepta todo y a la izquierda solo le pone condiciones. Extraño, muy extraño. Sigo con los motivos racionales. Por lo tanto, si ni a derecha ni a izquierdas parece que usted vaya a atraer voto, la situación resultante puede ser similar o peor.

Tercero, podríamos aducir que por la brevedad de tiempo existente lo mejor sería no cambiar el cartel electoral. Tiene mucha lógica. En especial para aquellos y aquellas que están esperándole al final del camino, bien para cruzar el Guadalquivir (alea jacta est), bien para apuñalarle en las mismas escaleras del hemiciclo (tu quoque fili mi). El espíritu de César se cruza en su camino para mal o para peor. Sin embargo, si cambiásemos de cartel electoral y con ciertos retoques en las listas (algunas ya le están ayudando), daríamos a entender que a este partido aún le queda sangre en las venas, que el motor no está gripado como dan a entender y se observa en el día a día de muchas agrupaciones. Y usted me dirá ¿y a quién ponemos? Mi respuesta rápida sería que a cualquiera menos a usted y a su grupo de trabajo. Pero no me dejaré llevar por la sencillez, y le diré que a cualquier militante. hombre o mujer, que se sienta dolido por esta situación de vacío ideológico y político. Mire a esta sala donde estamos y podrá ver a cantidad de personas muy válidas para llevar adelante una candidatura. Así fuese de transición. Aunque yo preferiría que fuese de victoria y de deseo de transformar la sociedad. Por tanto, cambiar de cartel sería reconocer que la ciudadanía no se ha equivocado al votar y sí el partido con su proyecto. De esta forma, aún en el sentido más electoralista, igual podríamos obtener mejores resultados. Y no hablo de subir uno o dos diputados o diputadas, sino de una o dos decenas e incluso ganar.

Por eso le pido desde esta tribuna que tenga la honradez política de dimitir. Se que no lo va a hacer y que se está aferrando a la silla con todas sus fuerzas, Pero recuerde que César ya tiene preparado el ejército para cruzar el Rubicón y no faltará quien le traicione antes o después (alguna prueba vamos teniendo de esto). Es usted un cadáver político y a hora tiene la oportunidad de estar presentable en el ataúd y dar una oportunidad al partido. Mañana será tirado por el báratro y el partido, tal vez, haya recibido otro golpe del cual le cueste levantarse años. Renuncie y váyase a casa con dignidad. Pero no. Es usted tan egoísta que parece que ni el partido le importa. Y este es, por cierto, un mal que habría que erradicar del PSOE.

Algo así sería lo que diría si fuese miembro del comité federal. Pero como no lo soy creo que se irá de rositas llevando al partido a una muerte segura. Y lo peor de todo es que ni Izquierda Socialista le va a decir algo así. Está todo el partido a la espera de tiempos mejores y a que llegue un salvador o una salvadora o, directamente, el enterrador de las películas del oeste. Como dijo Ortega y Gasset, para una situación diferente, No es así, esto no es así.

martes, 19 de abril de 2016

PSOE-PODEMOS: UN MISMO OBJETIVO DIFERENTES ESTRATEGIAS



En vista de que vamos a nuevas elecciones, salvo cataclismo cósmico, muchas y muchos se preguntarán por qué el PSOE y Podemos no han podido llegar a un acuerdo de gobierno. Si se analizan los programas electorales, las coincidencias son amplias y las divergencias realmente salvables. Si el problema fuese de personas habría que decir a las organizaciones y a esas personas que diesen un paso atrás en beneficio de la sociedad. Una sociedad que no está dispuesta a aguantar egoísmos mientras lo está pasando mal. Y todo ello porque objetivamente se dirigen a las mismas personas, el PSOE un poco más escorado a la derecha y Podemos un poco más hacia la izquierda. Incluso se podría decir que Podemos es el PSOE del año 1979. Por tanto, si yo me lo pregunto creo que otras personas también estarán con el por qué en la cabeza.

Tras darle vueltas, analizarlo con cierta profundidad y quitándome mis propia máscara ideológica, creo haber encontrado el hecho diferencial que imposibilita el acuerdo. Chocan por el posicionamiento y la estrategia política frente al sistema actual y el devenir histórico. Es decir, la contingencia es resuelta de forma diferente y con una visión futura distinta. Las políticas públicas a implementar podrían ser las mismas pero la finalidad no. Para el señor Sánchez, la ejecutiva del PSOE y las baronías el acuerdo con C's puede cumplir perfectamente las expectativas interclasistas que lo impulsaron. Esto es, frente a la contingencia de la crisis del capitalismo suturar la herida para salvar el sistema. Para Podemos, sin embargo, no hay que suturar la herida provocada por las contradicciones y la contingencia ya que es la única forma de superación del sistema. Por eso ni para la formación morada ni para el 21% de la militancia socialista el acuerdo es aceptable.

Ya los clásicos del marxismo post-Marx habían advertido que el proletariado o la clase trabajadora, como prefieran, no tenía una conciencia de sí misma respecto a su posición en el sistema y el devenir histórico. Parte de ello es el debate de conciencia en sí y para sí, sobre lo que no abundaré. También fueron dándose cuenta de que la historia no tenía por qué generar en la clase trabajadora al sujeto histórico revolucionario. En sí la historia no seguía una secuencia lineal tal y como habían afirmado Marx y Engels (y algunos pensadores liberales). Al contrario, pensadores como Bernstein, Bloch o Gramsci supieron ver que no había unidad y sí que existían posiciones fragmentadas dentro de la clase trabajadora. No solo intervenían factores como nación (en esto los austromarxistas fueron pioneros), cultura y/o religión, sino que también dependiendo de la posición de cada persona en el proceso productivo (aunque no se produzca nada en sí como ocurre en los trabajos burocráticos) existía una autoubicación distinta. El invento de la "gran clase media" es producto de este devenir histórico, por ejemplo. Por tanto, el llamamiento de los partidos de izquierda hacia la unidad de acción debía situarse en otro lado o en otro sentido. Los partidos socialistas y socialdemócratas fueron avanzando por la senda del interclasismo y los partidos comunistas por el camino del abismo. Existe numerosa literatura sobre ello y no insistiré en ello. Sin embargo, es obvio que frente a una unidad y conciencia de clase de la coalición dominante del bloque en el poder, existía (y existe) una diseminación, en parte natural, en parte provocada, de la clase asalariada. Una disgregación de pensamientos que aumentó con la entrada de nuevas demandas sociales como el ecologismo, el feminismo, el desarrollismo, etc. Todos los partidos fueron convirtiéndose en catch-all o atrapalo todo. Es decir, se manejaban en distintas variables y no solo en izquierda-derecha.

A esta situación de diversidad habría que añadir el cambio en el concepto de democracia representativa que se ha ido realizando. El sistema democrático ya no es visto como un sistema donde el demos es considerado soberano y donde la participación (por mínima que sea) genera ciudadanos y ciudadanas en su amplio sentido. No. Ahora la ciudadanía es considerada como una miríada de personas maximizadoras de las oportunidades que genera el sistema político para su plena satisfacción. Es decir, se aplica la lógica del mercado al sistema representativo liberal. Se constituye un sistema que es capaz de generar un equilibrio general enviando las demandas no-sistémicas fuera del propio sistema. Se pasó de un sistema, en teoría, de representación de intereses a un sistema de oferta y demanda. Un sistema falso como bien explicó C.B. Macpherson en su libro La democracia liberal y su época. Todas las teorías pluralistas y de elección racional no son más que justificaciones y legitimaciones de este modelo de democracia mercantilista.

Bajo estas premisas de diversidad y de democracia de equilibrio es donde juegan PSOE y Podemos, y respecto a ello es donde se encuentran las diferencias que pueden impedir un gobierno de coalición. Podría calificar cada posición como contingente o adaptativa para el PSOE y desarrollista o evolutiva para Podemos. El PSOE se adapta a la contingencia de responder a un sujeto político diversificado como lo harían unos grandes almacenes. Ante diversas demandas de "productos", propone ofertas para todos y todas las posibles compradoras. Si alguien es ecologista le ofrece desarrollo sostenible; si alguien feminista, igualdad efectiva; si alguien humanista, propuestas sociales; si alguien nacionalista unidad nacional y federalismo; etcétera. De esta forma va construyendo un discurso con distintos agregados sin importarle las contradicciones y sin tener un análisis social profundo. Como en un supermercado va llenando los estantes con productos diversos en distintas secciones para el consumidor político. Con esta estrategia espera ser el comercio político que más clientes atraiga, dejando su ventaja competitiva a un residuo histórico. Pablo Iglesias, Julián Besterio o, incluso, Felipe González son fotos colgadas en la pared de los fundadores y los continuadores de la empresa. Se apela a la tradición para establecer ese factor diferencial entre los demás competidores. Se maneja en la contingencia política mediante la adaptación a las circunstancias imperantes y mercantiles.

Por su parte Podemos, pese a actuar en un sistema político tipo mercado, tiene otro propósito y otra estrategia. Con razón se les ha calificado de populistas, porque lo son. Pero no en el sentido peyorativo en que se ha afirmado. los y las integrantes del partido morado son conscientes de esa diversificación existente entre la clase asalariada como dijeron los autores clásicos del socialismo. Mas su intención representativa no se encuentra inscrita en el puro mercadeo, existe un fuerte componente ideológico, teórico y grupal que les lleva a ser transversales, que no interclasistas. A pesar de que también, como parece lógico, utilicen los mismos mecanismos de mercadotecnia que los demás partidos. Provenientes de la tradición gramsciana que acaba expresándose en Ernesto Laclau y en Chantal Mouffe, lo que pretende la dirigencia de Podemos es representar esa diversidad de opiniones del sujeto histórico llamado a cambiar el orden actual. Para ello hay que conformar un bloque hegemónico donde confluyen esas diferentes perspectivas y anhelos de un mundo mejor y una superación del orden capitalista. Por ello son partidarios de una democracia radical y agonística. Esto supone ir acercando el cratos cada vez más al demos. Es decir, acercar al pueblo a los distintos recipientes de poder del sistema capitalista. Cambiar la poliarquía pluralista liberal y mercantil actual por una verdadera democracia. Por eso su visión agonística no entiende de competidores en el mercado político sino de adversarios en la consecución de los distintos cambios sistémicos que se necesitan.

Por esto Podemos no podía firmar nada con C's, porque esa firma sería un chalaneo mercantil (como el que ha hecho el PSOE, por cierto) con un adversario político que pretende asegurar las partes más importantes del sistema capitalista. Esto no lo ha entendido el PSOE porque se encuentra en plena subasta y compra-venta de políticas públicas. Por no entender este cambio social que pretende Podemos, el PSOE está haciendo el juego a la coalición dominante como miembro casi integrante del bloque en el poder. Cuando  en Podemos critican a los partidos del turnismo lo hacen porque PP y PSOE son fuerzas mercantiles de ese bloque en el poder que ejerce la hegemonía en España (y el resto del mundo). Podemos aún puede pactar reformas con el PSOE por cercanía ideológica y porque entienden que podrían atraerle hacia ese bloque hegemónico de cambio sistémico, no tanto por la dirigencia socialista como por las bases y los votantes. Pero nunca juntándose con un representante de la coalición dominante, ni mercadeando reformas. Y esto parece, igualmente, que no lo han entendido en Ferraz aún.

Oír a César Luena decir que igual el PSOE debería virar más a la izquierda hace sonrojarse a Izquierda Socialista (la corriente de izquierdas del PSOE) y a cualquier analista político serio. Ya no valen esos trucos del mercadeo y marketing. Si a Pérez Tapias le calificaron de radical durante la campaña de primarios, ¿vamos a creer que ahora la derecha del PSOE va a cambiar? No. Siguen sin entender que Podemos tiene fuerza por un posicionamiento ideológico, no por una oferta mercantil. Su "ventaja competitiva" es que lo que dicen lo llevan dentro y lo que pudiera decir la dirigencia socialista no se lo creen ni ellos ni ellas. Más le vale al PSOE comenzar a reconstruir su ideología y hacer caso a Izquierda Socialista, aunque sea por error. Y Gramsci cuando dijo que "la voluntad colectiva es resultado de la articulación política-ideológica de fuerzas históricas dispersas y fragmentadas". Esto lo han entendido en Podemos, en el PSOE no.

PS. La foto del artículo es de Nicos Poulantzas el gran olvidado del pensamiento socialista radical.

jueves, 14 de abril de 2016

PODEMOS + IU: CUANDO EN POLÍTICA 1+1 NO SUMAN DOS



Ante la inminencia de unas posibles elecciones generales se está hablando, y más si existe un café a dos entre Garzón e Iglesias, de la posibilidad de una coalición electoral entre Podemos e IU. Algunos periodistas lo ven como algo irreversible y otros comienzan a hacer cábalas, como algunas empresas demoscópicas. Pero si existe un punto en común entre los periodistas es que caen en el mismo error. Dan por hecho que los votos de IU sumarían a Podemos. ¡Ah! Pero en política uno más uno no siempre suman dos para desgracia de estos opinadores. Es lógico que hagan este tipo de análisis superficial pues carecen de las herramientas profesionales para ello. Son periodistas no sociólogos o politólogas. Y la historia se ha empeñado en mostrarnos que la unión de dos fuerzas no tiene porqué sumar resultados en positivo.

Es en el orden cualitativo donde se han de analizar los pros y los contras de ese posible pacto Podemos-IU. En primer lugar, el millón de votantes que no transfirieron su voto a Podemos por algo sería. Tuvieron la oportunidad de hacerlo (como hizo casi un millón y pico) y no lo hicieron. Y no creo que hubiese detrás de ello una suerte de patriotismo de partido más allá de cierta cantidad de personas, sino más bien una reacción anti-Podemos. Viejos comunistas, defensoras del feminismo, personas de más de 45 años, sindicalistas, etc. prefirieron a IU porque su modo de entender la lucha es diferente a la de Podemos. Por tanto, nadie aseguraría que la unión de ambas organizaciones provocase la transferencia directa de votos. Los que sintieron a Podemos como IU 2.0. ya hicieron el viaje. Los demás no y creo que no lo harían. En parte por traidores (recordemos que salieron de IU todos y todas), en parte porque ese electorado no conecta con las formas y métodos de Iglesias y compañía.

Y, en segundo lugar, ¿quién nos dice que no haya gente que se fue de IU o haya llegado desde otras posiciones ideológicas y partidistas y decidan irse por la propia coalición electoral? Esto es, votantes que ya no creían en el proyecto de IU y que no quieren ver esa fusión que les remitiría mentalmente a un fracaso, por ejemplo. O votantes de derechas o del PSOE que no quieran vérselas con el antiguo PCE. Como he dicho en política uno más uno nunca son dos. Pero además es que creo que IU saldría perjudicado de tal alianza por algunas razones.

Alberto Garzón y Sol Sánchez se han ganado un gran respeto popular con sus intervenciones parlamentarias y mediáticas (cuando les dejan). En este sentido han salido reforzados en sus posiciones. Fueron los convocantes  y provocadores de la mesa a cuatro para negociar una fórmula de gobierno que estropeó Pedro Sánchez. Han hecho discursos mucho más contundentes y de mayor calado político e ideológico que la gente de Podemos y sin tanto teatro y prepotencia. Y, junto a Mónica Oltra, han sido el verdadero descubrimiento político a nivel estatal. Ello por ser coherentes con sus ideas y tener un sentido político que no poseen ni Sánchez, ni Rivera, ni Iglesias, ni obviamente el presidente plasmagórico (más conocido por el sobresueldos). Unirse en coalición con Podemos lapidaría su buen trabajo y su imagen. Es más les recomendaría un acuerdo con Compromís en la comunidad valenciana. Ambas formaciones obtendrían un magnífico resultado posiblemente sin ir de la mano de Podemos. Allí Podemos les resta más que les suma.

Un aspecto a su favor es que las encuestas les dan un cierto aumento en base a esa buena imagen, pero una coalición con Podemos ¿les garantizaría los dos diputados que tienen en la actualidad? No creo. Como mucho creo que facilitarían la entrada de Garzón pero no la de Sol Sánchez. Y en otras provincias (ahora que sí se tienen datos electorales sobre los que hacer cálculos) no veo que la situación cambiase. Así que volverían a tener dos diputados como mucho y con una gran pérdida identitaria y procedimental. Porque no podrían tener grupo parlamentario propio al estar incluidos en Podemos. De esta forma un pacto como el que dicen supondría la liquidación definitiva de IU.

Y todo esto pasaría porque en política no se debe negociar en posiciones de fuerza disimilares. Y cuando hablo de fuerzas no lo digo en el sentido puramente numérico (que es el que se tiende a valorar) sino a la fuerza de la legitimidad, la histórica, etc. Garzón debería negociar casi en igualdad de condiciones por su peso y legitimidad histórica (e incluso por la aportación de cuadros técnicos) pero tiene un gran hándicap, IU no tiene ni un solo euro para hacer campaña electoral ni para, incluso sostener a la propia organización. Y eso le hace restar muchas fuerzas en su posición cualitativa e histórica.

En mi opinión me la jugaría a ir en solitario (salvo el acuerdo valenciano) porque a peor no va a ir y podría mejorar sus resultados y obtener grupo parlamentario propio en las siguientes elecciones. Cualquier otra estrategia sería acabar con su carrera política y con IU. El pacto con Podemos sería el abrazo del oso de Favila.


viernes, 8 de abril de 2016

PEDRO SÁNCHEZ CULPABLE Y DIMISIÓN



Se acabó lo que se daba. Parece que, salvo cambio radical, vamos a unas elecciones generales el 26 de junio de 2016. Culpables en sí son todos los partidos políticos mayoritarios por no haber sabido dialogar con humildad. Pero si alguien tiene la mayor culpa de todos los responsables políticos es Pedro Sánchez.

Albert Rivera, como bien ha manifestado, ha cedido todo lo que podía ceder con el PSOE. Son liberales y nacionalistas y es lógico que tengan ciertos límites hacia la izquierda. Engañó a Sánchez de manera obvia pero no va a ir más allá del acuerdo firmado. Obvio.

El presidente plasmagórico bastante tiene con sus sobresueldos y toda la corrupción de su partido. nadie le quiere como es lógico. Así que a sentarse y a esperar. Nadie esperaba nada del PP. Ni regeneración, ni salirse de su línea de apoyo a la coalición dominante del bloque en el poder. Son un partido oligarca y católico y así van a seguir siendo.

Podemos, pese a su exceso en las formas (algo que les penaliza en muchas ocasiones), ha cedido en sus planteamientos iniciales y ha aceptado una reunión a tres. Pero no cede en sus posicionamientos ideológicos como era de esperar y desear. No van a permitir que les chuleen ni que les hagan tragar sapos. Bastante que han decidido convocar a sus inscritos para que les digan, mediante consulta interna, si apoyan o no el acuerdo C's-PSOE. Salvo colapso mental de los inscritos y las inscritas el voto será negativo.

Ahora bien, Pedro Sánchez sí que sale de todo este paripé como gran derrotado y como culpable de esta situación. Hizo una apuesta y le salió mal según parece. Desde el minuto 1 pudo haber llegado a un gobierno de izquierdas y no quiso o no pudo. Ya planteé en mi post anterior que se le vio muy rápido en pactar con C's y muy reticente a hacer lo mismo con una alianza de izquierdas. Igualmente dije que supongo que el cuerpo le pide eso mucho más. Así solo suman 130 diputados y ya se rechazó en el Congreso. ¿Por qué insistir?

Antonio Hernando ha sido muy claro esta mañana en Espejo Público: "Solo cabe la vía 199 (C's-PSOE-Podemos), ni es posible la vía 130 (C's-PSOE), ni la 161 (PSOE-Podemos-IU-Compromís)". Es más se ha reafirmado en que ni iban a intentar la posibilidad 161. Por tanto, ahora de nada sirve echar las culpas a tirios y troyanos. Que asuman su derrota y se vayan a su casa. Han fracasado y deben dimitir.

Y creo que Pedro Sánchez es culpable por los siguientes motivos. Primero, por su incapacidad negociadora con el resto de la izquierda de este país. Como estrategia, flirtear con C's podía tener su lógica para rebajar los humos y las peticiones de Podemos. Pero por la esencia del mismo PSOE y lo que opinan sus bases (las cuales fueron engañadas en la consulta realizada) debía haber abandonado a los ultraliberales y haber iniciado otro camino que nunca ha querido llevar a cabo. No sabe negociar con la izquierda por miedo a quedar como un liberalote. Vamos lo que realmente es. Y más cuando piden algo lógico como una consulta a la ciudadanía catalana. Negando ese aspecto, niega no solo los derechos de aquellos que se siente más catalanes, sino la de aquellos que se sienten españoles y quedan al albur de las locuras de los independentistas.

Segundo, es culpable porque no ha tenido arrestos para enfrentarse a los barones y la condesa-duquesa de San Telmo. No ha hecho valer su legitimidad que había sido conferida por la militancia socialista frente a legitimidades menores. A él lo eligieron todos y todas las militantes del PSOE. A los demás solo una parte. Tan solo ha intentado ir salvando su cara en los diversos frentes que se ha encontrado. Así que lo que le ocurra es culpa suya.

Tercero. Es culpable de que se repitan las elecciones porque ha engañado a la militancia socialista. Nunca ha tenido capacidad alguna de formar gobierno porque él no ha querido. El malísimo acuerdo con C's no resultó. Y pidió en el último Comité Federal más tiempo para mirar otras vías de negociación que no eran factibles desde hace tiempo. Él sabía que con Podemos no iba a acordar nada. Salvo que se bajasen los pantalones morados y tragasen con todo no había acuerdo posible. Y no por culpa del referéndum o de los puestos en el gobierno (algo lógico por otra parte). Sino porque sabían que el tema económico que les pone realmente a la dirigencia socialista es bien distinto al de Podemos. Porque la reforma laboral que les mola es diferente a la de Podemos. Porque pasan de la educación salvo en el aspecto público. Porque viven solamente por el cargo y para el cargo. Por eso ha estado engañando a la militancia socialista.

Por estos motivos, y todos los que vengo explicando en este blog, el señor Sánchez debe dimitir, junto a todo su equipo, y dejar paso a otra candidatura socialista. ha demostrado su completa incapacidad. Así que mejor que pase el o la siguiente.